Cual si esta fuera una segunda parte de nuestra anterior editorial, en la que aplaudimos con entusiasmo el compromiso de firmar los candidatos un compromiso de no agresión que se refleje en una «campaña limpia», los primeros pasos nos dicen que parece que la ecología política es puro cuento.
La pretendida limpieza parece ser un barniz de buena intención que no logra hacerse carne en el ánimo de los políticos, que no pueden con el genio y ya han comenzado a lanzar frases descalificadoras y acusaciones cruzadas, lo que todo hace pensar que con el correr de los días y más aún cuando se lleven a cabo las elecciones generales de octubre, la comprometida campaña limpia se va a cubrir de lodo y saldrán a relucir las miserias humanas como ya ocurriera en otras oportunidades.
El concejal Carciofi, que a su vez encabeza una lista kirchnerista, tuvo la idea de la campaña de no agresión, llamada campaña limpia, en consonancia con otros proyectos suyos relacionados con la ecología y la polución ambiental, estimando tal vez que si se estimulaba en los políticos la idea de no agredirse, de conservar la compostura y respetarse más, las campañas serían un festival de proyectos, debates de ideas y críticas positivas que ayuden a la convivencia entre quienes a través de una contienda electoral pretenden representar al pueblo.
Humnn, haciéndole honor a una frase tan común, cual si fuera un mal presagio, parece que no va a andar…
Y nos basamos en las primeras chispas que se observan desde algunos sectores en pugna, que es evidente quiebran el compromiso traicionados por la pasión y el fanatismo que los lleva a ver en su oponente a un enemigo, o al menos a un adversario que hace de su incapacidad, del engaño y su codicia un estilo de hacer política que merece ser señalado y denostado.
Cabe esperar que no borren con el codo lo que firmaron con la mano. El compromiso está, los candidatos lo firmaron, y si bien algunos lo olvidaron porque la adrenalina de la política pudo más, es de esperar que aquieten los ánimos y se comporten en un marco de respeto y cordura, aunque si observamos el panorama nacional, que apesta cual una cloaca, los políticos locales son bebés de pecho.