«Visita de médico», decían nuestras abuelas para definir a aquel que nos visitaba y apenas estaba unos minutos, los necesarios para cumplir. Y respecto al título: «Si es martes, es Carlos Casares», recuerda la anécdota de aquellos dos viajeros que se encontraban de paseo por el mundo. Uno de ellos le preguntó al otro: «¿dónde estamos?», a lo que su amigo le contestó con otra pregunta: «¿qué día es hoy?», martes, hoy es martes le dijo su compañero, y su amigo consultando el itinerario del viaje, le respondió: «Si hoy es martes, estamos en Bélgica».
Esto tiene que ver con las visitas de médico que hacen los políticos de renombre a Carlos Casares y el desconocimiento que tienen del lugar que visitan. En apenas unos minutos cumplen una rutina obligada por las circunstancias electorales, y saben que han llegado a Casares, son recibidos amablemente hacen una conferencia de prensa y no mucho más, todo apurado, rápido para llegar a la próxima localidad.
Tenemos el ejemplo de un presidente que vino a nuestra ciudad en circunstancias dramáticas (inundaciones) y no tenía noción del problema, sus implicancias, nada, quería traer colchones, cuando un basto sector de la zona rural estaba bajo agua, paralizada la producción y la planta urbana amenazada.
Tal vez los políticos no tomen la dimensión de lo que significa para los pobladores del interior una visita más prolongada, un contacto con las instituciones intermedias y con los vecinos, no para repartirles boletas sino para enterarse de como viven, cuales son sus problemas y urgencias, que le pedirían a los gobernantes y que críticas tienen de quienes los gobiernan.
Sin embargo, como la anécdota de los viajeros, saben que tal día tienen que estar en tal pueblo, si les cambiaran el itinerario ni se darían cuenta, y así estamos…
Cuando la política vuelva a ser una vocación, cuando el político la vea como un vehículo para ayudar y mejorar la vida de sus semejantes, tal vez la grieta se cierre sola, se terminen los desencuentros y podamos construir entre todos un futuro mejor. Mientras tanto seguirán las visitas de médico, las conferencias de prensa prefabricadas, el saludo a no saben quien y las promesas que no se van a cumplir. Gastarán sus manos de tanto estrecharlas, quedarán afónicos de tanto repetir lo mismo, y nada habrá quedado