EL VUELO EN AVIÓN CESSNA SE REALIZABA TODOS LOS DIAS DESDE SAN FERNANDO A LA ISLA MARTIN GARCIA. ARROJÓ EL SALDO DE 5 MUERTOS.
La desaparición del avión bimotor que partió días pasados del aeródromo de San Fernando con un pasajero y dos pilotos, uno de los cuales es muy conocido en nuestra ciudad, donde viven sus padres, motivó que se recordara un accidente similar ocurrido hace ya muchos años en esa zona, en el que casualmente actuara como testigo de las actuaciones policiales un conocido joven casarense, Roberto “Robert” Maceira, quien cuando ocurrió la tragedia ocupaba un cargo como funcionario en una repartición del Delta.
La crónica periodística de dicho accidente decía así: “pesar de todas las investigaciones y peritajes se ignoran las causas del accidente aéreo ocurrido que ocurriera el 7 de agosto de 2000 por la mañana en el Delta del Tigre. No hubo sobrevivientes entre los cinco ocupantes: el piloto, la hija del dueño de la compañía de aviación y tres docentes que trabajaban en la escuela secundaria de la isla Martín García, hacia donde se dirigía el aparato.
El avión —un Cessna 310 bimotor, matrícula LV-JLB— había partido a las 7.54 del aeropuerto de San Fernando. Pertenecía a Columbus Airways, una pequeña empresa familiar contratada por el Gobierno bonaerense para el traslado de los docentes que enseñan en las escuelas primaria y media de la isla. El viaje, de 70 kilómetros, lleva entre 11 y 12 minutos.
A las 8 hs., un isleño que iba en su embarcación hacia su lugar de trabajo descubrió el aparato destrozado en la confluencia del río San Antonio con el arroyo Pajarito.
Luis José Giorgiatti (50) contó, junto con su hijo Roberto (20) y su sobrino Jorge (16), que se dirigían a hacer una protección costera en una quinta de fin de semana, a 300 metros del lugar del accidente. «Encontré la avioneta totalmente destruida, parte en tierra y parte en el agua», contó. Agregó que vio cuatro cuerpos y se quedó en el lugar, por si había sobrevivientes. De inmediato, Giorgiatti llamó por el celular a su casa, situada frente a la sede de la Prefectura de San Fernando, y pidió a su hija Mónica (16) que cruzara en bote el río Luján y avisara del accidente. Prefectura destacó dos lanchas, que llegaron al lugar a las 8.20. La localización de la cola del avión, donde figura la matrícula, permitió saber la identidad de los pasajeros.
Roberto Cadiboni (45) era el director de la Escuela de Enseñanza Media N° 7, y el día anterior había viajado a San Fernando para retirar los cheques correspondientes a los sueldos de los docentes. Con él volaban Virginia van Kooten (39), profesora de literatura y lengua, y Pablo Levickas (28), profesor de matemática y física.
El Cessna era comandado por Horacio Barragán (52), con 33 años de vuelo. Junto a él viajaba Carolina Bárbara Roth (21), quien era piloto civil pero simplemente acompañaba a Barragán porque «le gustaba muchísimo volar», dijo su acongojado padre, Hugo Roth, dueño de Columbus Airways, donde la joven trabajaba.
UN CONOCIDO CASARENSE FUE TESTIGO DE LOS PERITAJES Y OPERATIVOS POLICIALES
Al ser consultado por El Oeste de aquella triste experiencia, Roberto Maceira, que en la actualidad se encuentra radicado en la ciudad balnearia de Monte Hermoso, la relataba así: “Recuerdo que fue en los primeros días de agosto en el año 2000. Me tocó concurrir en calidad de testigo ocular al accidente aéreo protagonizado por una avión que transportaba maestros y vecinos a la Isla Martin García. Yo me encontraba trabajando en el CORFODELTA del Parana del cual era Director Provincial Pascual Rampi, esta dependencia ubicada en el territorio del Partido de Tigre compartía la propiedad con la Policía de Islas de la pcia. de Bs. As. el comisario de la misma de apellido Montesino nos solicitó colaboración de 4 testigos , yo viajé con ese grupo en una lancha de La Prefectura , comento esto porque los primeros en intervenir fueron la policía de las islas.
Al llegar al lugar luego de una hora de navegación ,ya que no era muy alejado del centro comercial de Tigre, mas precisamente sobre el río San Antonio a simple vista se podían observar los restos del avión, recuerdo hoy que en el lugar había muchísima vegetacion y que en los arboles que había atravesado el avión en su caída quedaban marcas de rayones o restos de chapas enganchadas en su ramas. Otra cosa que recuerdo y me llamo mucho la atención el pozo profundo que había hecho el motor en el suelo pantanoso y la parte trasera del fuselaje del avión que se encontraba casi intacta, no recuerdo mucho mas, y de lo que recuerdo respecto a las víctimas es muy doloroso, por lo que pereferiría no hablar. Pero cuando escuché la noticia del avión desaparecido a pocos minutos de despegar y sobre el delta del Paraná no pude evitar revivir inmediatamente aquel terrible accidente inmediatamente aquel accidente”.