Hay críticas que haciéndolas pueden terminar en propaganda. Y es así, pero tampoco puede dejárselas de lado. Si nos atenemos a una media del país, un estudio ha rebelado que un 90% de los habitantes que tienen internet, han comprado alguna vez o lo hacen asiduamente a través de sitios digitales como Mercado Libre y tantos otros, incluidas las casas más conocidas de electrodomésticos, mueblerías, zapatillerías, textiles y comercio en general. Son multimillonarias las ventas que se hacen a través del sistema on-line, y como Carlos Casares no es una isla, cientos y cientos de casarenses compran a través de internet, incluso hasta automóviles y propiedades. Por citar ejemplos días pasados un encargado de llevar encomiendas recibió para repartir en un sólo día 77 paquetes, aparte de los que envían por Correo y las distintas empresas de micros. Esas mercaderías, sea ropa, electrodomésticos, computación y lo que fuere, deja de venderlo el comercio local, víctima acaso fatal de ese sistema que se impone día a día y perjudica notablemente al comerciante tradicional. Y como si eso fuera poco, como dicen los vendedores callejeros, ahora hacen liquidaciones on-line vendiendo prendas de vestir y otros a mitad de precio, tipo «pichincha».
Pero no todo es conveniente ni perfecto. Son muchos, muchísimos los clavos y desilusiones que se han llevado los compradores on-line. Ropa de segunda, electrónicos que llegan dañados, reclamos que no se escuchan, abultados gastos de envío, y cientos de otros problemas que han desalentado a muchos con dicho sistema. Otros en cambio hablan maravillas, siempre ocurre así, pero también se pueden citar casos de estafa, como le ocurriera a un vecino que compró un cuatriciclo a buen precio y la foto que figuraba era «retocada» con photoshop. El cuatri presentaba un estado deplorable, por lo que el comprador debió recurrir a un abogado que sólo logró una pequeña rebaja en el precio.
Si bien hay modas que matan, como hemos consignado en el título de la presente, nada mejor que comprar lo que uno ve, toca, tiene la seguridad de que lo adquiere en un lugar confiable y ante un problema encuentra solución. Es cierto también que a veces los precios difieren mucho y hacen tentadoras muchas ofertas. Hasta ahí no llegamos, tal vez sea cuestión que los comerciantes a los que se les va la mano con el lápiz, se pongan un poco a tiro.