Cuando se apaga una luz
que alumbra de paz la vida,
se nos transforma en sombras
el sol de nuestra sonrisa,
y nos recorre una lágrima
silenciosa la mejilla,
como ‘pañuelo de adiós,
que se agita en la partida.
Hay personas que transcurren su andar de paso en la vida (porque la vida es camino que nuestros pasos dibujan, pues, como dijera el poeta, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”) y en ese andar los caminos forman nuestra identidad. Nuestros pasos hacen huellas que nos han de perdurar y serán nuestro mensaje para los que vengan detrás. Y la belleza más bella que les podemos dejar es esa llama que más brilla, llena de la alegría y bondad, abrazo que cada uno, por siempre ha de recordar. Y así se nos va la vida en ese simple trajinar, con su fecha de comienzo, pero sin fecha de final, que solo la pondrá el tiempo, sin preguntar ni avisar. Porque la vida es tan solo un paso a la eternidad,,,
Marta Beatriz Iscof, pura alegría y bondad, supo pasar por la vida cumpliendo con los preceptos que acabo de detallar, escribiendo en su camino la historia que la ha de perdurar. Con “Pucho” Scherdenovsky formaron hermoso hogar. El trabajaba en la Usina y ella en el Nacional, para mostrarle a la vida las ganas de progresar, y el destino, que no detiene su andar, los premió con dos hijos que fueron su gran afán, y que la hicieron abuela, dicha que no tiene igual. Y Martita, como le decían y se merecía llamar, fue Preceptora en el Colegio Nacional y también fue Profesora de Francés en el lugar, pero por sobre todas las cosas la destacó su bondad y la alegría que todos le supieron disfrutar. Fue querida por los alumnos como a una compañera más, y quienes compartieron el trabajo la apreciaron igual, porque Marta Iscof tenía ese don tan singular de ser muy apreciada por su alegría y bondad. Y se fueron sumando días a la marcha de su andar, disfrutando con la familia ese armonioso pasar, con el calor que le daba a su vida la amistad. Pero el destino maldito, le puso fecha al final, y Marta Beatriz Iscof, se fue como en un suspiro, camino a la eternidad. Fue un 16 de septiembre, vísperas del Día del Profesor, que con los brazos de distancia, la viniera a buscar, para llevarla al descanso que aún podía esperar. Y como una hoja en el viento que se agita en el final, irá Marta por los espacios que por siempre la han de acompañar, mientras lágrimas de pena mojan mejillas serenas, en su camino final…
Luego de este dolorosa Réquiem para una querida amiga, la nota fúnebre dirá:
El sábado 16 de septiembre, repentinamente, se apagó la vida de Marta Beatriz Iscof de Scherdenosvsky, a la edad de 76 años. Quien fuera Preceptora y Profesora de Francés del Colegio Nacional, muy querida y respetada por alumnos y compañeros de trabajo, por sus dotes personales, donde la alegría y la bondad fueron sus prendas más características. Tenía dos hijos y una nieta. Sus restos fueron inhumados el 17 a la 17 hs. en el Cementerio Israelita, ante las muestras de dolor de familiares y amigos. A sus deudos nuestro más sentido pésame y a Marta, la paz que su alma merece.