Ocurre que en política cuando se trata de comunidades pequeñas como la nuestra suele partirse de premisas falsas. Si bien los candidatos no salen de un repollo sino que representan a partidos políticos, suele suceder que los vecinos más que a los políticos apoyan a las personas, y ese sería sin lugar a dudas el caso de Carlos Casares.
Si bien el actual intendente Torchio para ingresar a la política debió hacerlo desde un partido, en su caso el justicialismo, su filiación es relativa, no se puede decir que sus genes políticos sean justicialistas, si bien jamás ha renegado de ello, sino más bien ha logrado el apoyo y la simpatía de quienes abrazando la ideología justicialista vieron en Walter Torchio a un jefe comunal sensible a las necesidades casarenses y preocupado por el crecimiento y el desarrollo de la comunidad. Además valoraron el fuego y la intensidad que le puso a sus pretensiones políticas, sin amedrentarse a los tropiezos y haciendo valer sus convicciones hasta lograr su objetivo.
Por lo tanto, las circunstancias que se presentan en las elecciones de medio término no deben afectarlo. Jugarse pidiendo el apoyo a tal o cual partido en el convencimiento de que de esa manera podrá gobernar mejor, es totalmente relativo. Si la oposición como suponen sus allegados y tal vez él, lo bombea entorpeciendo su gestión de gobierno, escupirá para arriba, dado que el electorado y en especial los vecinos estarían asistiendo a una suerte de boicot a quienes lo eligieron como intendente, el mismo que en toda encuesta que se realiza sigue conservando intacto su apoyo y conformidad respecto a su gestión.
La política ha cambiado, la obediencia del votante no es la de antes, hoy en día el electorado ya no se encasilla a rajatabla en los partidos políticos votando de acuerdo a un mandato.Es cierto que gobernar un municipio con un cuerpo legislativo adicto facilita las cosas, pero si se tiene cintura, habilidad para la negociación y sobre todo contactos y buena llegada, nada es imposible. Una prueba de ello es el éxito que suelen consechar los municipios gobernados por partidos vecinales, algo impensado años antes, que hasta en Casares llegó a dar sus frutos.
En suma, el intendente Torchio en elecciones legislativas no necesita apoyar a ningún partido político para poder gobernar. Hacer esfuerzos para intentar desde su prestigio desviar el voto de los vecinos hacia un partido que en estos momentos no seduce a la voluntad popular es someterse a un desgaste agotador, sin perjuicio de que esos esfuerzos den sus frutos. Si desde arriba no pudieron o no quisieron consolidar una unión y prefirieron abrir las aguas complicando la labor de los municipios, sumarse a esos desvaríos, no tiene sentido. Ya llegará el momento de comprometer sus fuerzas y sus kilates para rivalidar su gestión. Sumarse a la grieta cuando se tiene peso propio, es erróneo.