En San Juan, donde estaba vacacionando, falleció de un infarto el Presidente de los Bomberos Voluntarios de Carlos Casares y funcionario del gobierno municipal, Marcelo Martín. Tenía 54 años.
Las cosas ocurren, a veces, caprichosamente, paradójicamente, como secretos designios del destino…
San Juan, esa zona de Cuyo donde suele reinar el Viento Zonda, de seco y cálido aliento, que muchas veces a su paso siembra destructores incendios y enormes daños a las poblaciones, fue el punto final de la existencia de alguien que en su vida representó al entusiasta combatiente de incendios y hechos de destrucción, desde su tarea como Bombero Voluntario y que por otra parte, desde su trabajo de funcionario de la oficina de Obras Públicas de la Municipalidad, alguna vez llamada Catastro, alentaba y colaboraba en la construcción…
Sí, el destino tiene sus secretos designios…
Marcelo Martín, que era en la actualidad Presidente de los Bomberos Voluntarios de Carlos Casares y cuyo Cuerpo Activo lo tuvo como eficiente y entusiasta integrante, decidió vacacionar acompañado por su esposa, Adriana Pallini, hacia la zona cuyana, recorriendo caminos mientras el viento, como en la poesía de Neruda, transformada en canción por Horacio Guarany, le peinaba los cabellos. Y, volviendo a citar el cancionero popular, como cantara el sureño Rogelio Araya, iba en el último viaje…
Pero, como dice un viejo refrán, “la dicha tiene desdichas y las desdichas afloran”…Todo era dicha y alegría, disfrute de hermosos paisajes, con el viento a veces alocado del Zonda, con la calidez de su brisa y la propia calidez del matrimonio Martín recorriendo los senderos… Y el horizonte soleado y lleno de paisajes del suelo sanjuanino, se volvió de pronto la noche más oscura… el sábado 7 de octubre el enorme corazón de Marcelo Martín, enorme por calidez y sentimientos, de pronto, como un mazazo, apagó su última llama… Y la planeada dicha de un vacacionar familiar, se volvió dolor y pena. Los aún pujantes y vitales 54 años de vida del querido vecino, por ese zarpazo siniestro de un infarto que le costó la vida, se volvieron definitivamente recuerdo…
La infausta noticia de su muerte corrió como reguero de pólvora en la población, mostrando las expresiones de dolor que la partida de Marcelo, padre de dos hijos, Facundo y Rocío y que fuera el nieto del Portero Cándido, el hijo del arquero de antaño y esforzado camionero, Lalo, el hijo de “Minino” Garabeta (como la recuerdo por mi paso por la inolvidable Escuela 16 de la Colonia Santa María), hoy sumida en la pena más grande, destacado y eficiente funcionario municipal y Presidente de los Bomberos, provocaran. Ese enorme dolor que se multiplicó en el piadoso acto de su velatorio y la inhumación de sus restos mortales, el día domingo 8 a las 10 horas, en el Cementerio Municipal, previa ceremonia religiosa en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen.
Y la emoción alcanzó su mayor expresión, cuando los integrantes del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Carlos Casares, con sus uniformes, con sus unidades automotrices y con todo el dolor en el alma, lo acompañaban, compungidos, hasta su última morada.
Marcelo Martín, como todas las cosas lindas de la vida, no te has ido del todo, y cada vez que el estridente sonido de la sirena bomberil surque los aires, convocando a tus colegas a seguir desempeñando la hermosa tarea de ayudar al prójimo, será como un abrazo tuyo para cada uno de ellos, y, desde el celeste espacio de los recuerdos, volverás para estar siempre junto a nosotros.
Gracias Marcelo por haber existido y nuestro ruego para que Dios dé a tu alma el descanso merecido.
JUAN DOMINGO ONDANO