Así como muchos tienen al El Príncipe de Nicolás Maquiavelo como la biblia de la política, otros consideran que la paradoja de Giuseppe Tomasi de Lampedusa , llamada «gatopardismo» es «Cambiar todo para que nada cambie». ¿Aplicará Torchio esa célebre contradicción de cambiar todo para que las cosas sigan como están, o no cambiará nada porque considera que todo está bien?.
Esa es la gran incógnita que en días más se develará, dividiéndose las opiniones al respecto. Y tras las opiniones están los pálpitos, y estos son que Torchio cambiará muy poco, armará sus equipos, conformará una lista vecinal y dará curso a una estrategia localista convencido que los próximos cuatro años, 2019 mediante, lo verán en el mismo sillón, completando su proyecto. Después Dios dirá.
Los opositores lo saben e intentarán desde el Concejo Deliberante «manearlo» en sus proyectos políticos y llevarlo al juego de imponerle proyectos opositores a fin de obligarlo al veto o a compartir el gobierno debilitando así su poder y su proyecto de futuro.
Eso de «poner palos en la rueda» no tiene mucho que ver con obstaculizar, sino con llevar agua para su molino sin perjudicar a los vecinos pero sí al partido gobernante sacándolo de todo protagonismo. Difícilmente desde la oposición van a votar negativamente la compra de una ambulancia, de un aparato para el hospital una máquina para arreglar los caminos. Simplemente encontraran la forma de mostrar que lo que se hace es con aportes del gobierno al que representan, y buscar una participación directa para «chapear» la obra y quitar protagonismo al municipio. La idea es golpear sin que queden marcas que afecten al vecino.
En los próximos días, acaso meses se verá si existen objetivos claros desde la oposición al gobierno comunal, dirigidos a limarlo y debilitarlo con miras a arrebatarle la comuna en el 2019. Claro está que es probable que encuentren una cerrada resistencia de cuyo éxito dependan las estrategias de comunicación y protagonismo en el seno de la comunidad, un papel que Walter Torchio lo hace a la perfección.
El tiempo tiene la palabra.