Nada peor para potenciar la sensación de inseguridad que siente un ciudadano, cuando los hechos delictivos, especialmente aquellos cometidos contra la propiedad, permanecen sin aclarar, gozando los autores de la libertad. Queda la sensación en las víctimas que conservando su libertad aquellos que violentaron sus viviendas o los asaltaron con amenazas o uso de armas, pueden volver a intentarlo.
Es por lo tanto esperable que la policía investigue echando mano a todos sus recursos para lograr el esclarecimiento de estos hechos, llevando así tranquilidad a la población, aunque luego la justicia defraude sus expectativas otorgándoles la libertad.
Hemos visto a través de un seguimiento basado en las estadísticas de delincuencia local, que la policía, especialmente en los últimos meses, ha exhibido un nivel de efectividad apreciable, logrando el esclarecimiento de distintos hechos delictivos, algunos de los cuales reclamaron una prolija investigación y profesionalidad para ir por el camino adecuado.
Sabido es que los tiempos son otros, que la fuerza policial no cuenta con ese plus con que contaba años atrás, cuando su sola presencia imponía respeto, y el esclarecimiento de un hecho traía consigo una severa pena que los desalentaba a reincidir. Hoy en cambio los delincuentes van y vienen cruzando la famosa puerta giratoria de la justicia gozando de exagerados derechos, razón por la cual transitan por los caminos de la ilegalidad y el delito sin temor alguno.
Volviendo a la policía es saludable que esté trabajando bien, y cuando ello ocurre hay que hacerlo resaltar. También es cierto que sus recursos son escasos, tanto en personal y una adecuada preparación del mismo, como así también móviles y tecnología que los habilite a pelear de igual a igual con los delincuentes. Es una fuerza que ha sido y es vapuleada, en parte por sus propias deficiencias, producto de una cultura que en muchas oportunidades los ha visto cómplices del delito, pero también porque ante hechos de insegurdad termina siendo el puching ball al que todos le pegan, y luego le reclaman protección y seguridad.
Vaya entonces un reconocimiento cuando su comportamiento se ajusta a los postulados de su profesión, , son ellos custodios de la vida y bienes de las personas, por lo que es dable destacar cuando su comportamiento es digno de elogio.