Jorge Zabala, entre su destino político y su dignidad, será el árbitro que decida la relación de fuerzas del futuro H.C.D.
El hombre que desde su visión distinta de la oferta política que proponían el radicalismo, sus aliados, el justicialismo y sus vertientes, triunfó en las elecciones de 2011 con el partido Unión Pro, liderando así la centro derecha local, a la par que la legión de votantes del campo y los desencantados con la política tradicional, se enfrenta ahora a una encrucijada que puede definir su futuro político.
El próximo 10 de diciembre el veterinario Jorge Zabala tendrá que decidir entre alinearse con «animales políticos» que lideran el escenario local o jugar una patriada solitaria que exige guapeza, convicciones, y fundamentalmente una posición ética en la cual se define su destino político. Se sabe que está jugando este partido en soledad, que sus conversaciones con el oficialismo son periféricas, con sus ex-aliados inexistentes, y que sólo habla con familiares y amigos, y también -por qué no decirlo- con su médico personal, ya que la buena forma es indispensable para asumir la patriada que le espera.
Tal vez Jorge Zabala no haya querido esto, pero es indudable que quien alguna vez se ha propuesto para dirigir los destinos de Carlos Casares debe estar preparado para convertirse en un capitán de tormentas si las circunstancias así lo exigen. Su lucha interna pondrá a prueba su fibra política, no es la muerte, ni una jugada de dados, pero sí una apuesta al futuro, que por usar una frase gaucha, de las que a Zabala seguramente le gustan, cuando a un hombre le toca tomar una decisión importante, es como tirar la taba, unas veces sale buena, o «por hay» sale culo.
Faltan pocos días para el 10 de diciembre, no se puede negar que las expectativas y los pálpitos sobran, pero como decía el querido boxeador desaparecido «Ringo» Bonavena, «todos hablan, todos hablan, pero cuando suena la campana te sacan el banquito y uno se queda solo en el ring»