A Bernardo Grobocopatel, el conocido vecino y empresario futbolístico que ha realizado una verdadera hazaña al consagrar a su equipo Agropecuario Argentino, llevándolo a las puertas mismas del profesionalismo, a un «toque» de colocar a su equipo en la 1ra. división del fútbol nacional, lo desvela un sueño. Y como a los sueños hay que hacerlos realidad, Bernie ha pedido la ayuda de su comunidad. Y decimos ayuda cuando en realidad deberíamos decir el compromiso de su comunidad, ya que si el equipo de Grobocopatel Agropecuario Aregentino llegara a la meta que se propone, Casares pegaría un salto impensado hace algunos años, al participar un equipo de este pueblo en la categoría Elite del fútbol nacional.
En suma el sueño de BG es sencillo. Quiere traer a nuestra ciudad a 50 deportistas talentosos, chicos jóvenes que han dado muestras de tener alguna llamita de ese fuego sagrado que distingue a los cracks, y trazarles una rutina deportiva sin descuidar sus estudios, la buena alimentación y el calor de una familia para que el alejamiento de la propia no los perjudique en su ánimo y en su rendimiento.. El sueño de Grobocopatel es por lo tanto lograr que 25 familias de nuestra comunidad dispongan de una habitación para darle alojamiento, calor de hogar y contención a dos jóvenes, los que participarán del ambicioso programa de Agropecuario. El club le otorgará a dichas familias una suma mensual por los gastos de alimentación y otra adicional por otros gastos. En suma serán familias tutoras mientras dure la formación deportiva de dichos jóvenes, los que vendrán de distintos lugares del país y se integrarán a nuestra idiosincrasia, formarán nuevos amigos y deberán asumir el compromiso de mantener un comportamiento adecuado.
¿Es ese el sueño de Bernardo Groboco-patel, o debería serlo de todos los casarenses?. La proposición es por demás inteligente, tener a esos chicos en una pensión o un hotel, fuera de un ambiente familiar y sin contención alguna, sería una jugada de riesgo, máxime por sus edades muy tempranas, que necesitan esas pequeñas cosas que proporciona un hogar, el contacto con mayores que pueden brindar un consejo o una opinión, en suma, cariño y protección.
De la respuesta a la convocatoria dependerá el éxito del programa. Está claro que Bernardo Grobocopatel aspira a algo más que el triunfo deportivo, un semillero puede formarse de muchas maneras, pero cuando se piensa primero en la persona y su realización integral, no sólo en la faz deportiva, entonces tiene sentido.