Créase o no la venta de sidra ha aumentado en forma exponencial en los últimos dos años. De haber sido una bebida tradicional con la cual celebraban los gratos acontecimientos, sea cumpleaños, casamientos fiestas de todo tipo y en especial los tradicionales brindis de Navidad y Año Nuevo, pasó a ser una bebida olvidada, que fue reemplazada por el champagne, cuyo costo es por cierto más elevado, pero se convirtió en una bebida chic, que en gran parte de los hogares desplazó a la sidra. Incluso se vieron botellas de sidra en envases de plástico conteniendo 600 ml. dirigida a los hogares más humildes pero de muy baja calidad.
El resurgimiento de la sidra, y su masivo consumo, tal vez tengan que ver con el alto precio de los champagnes, pero es evidente que su calidad ha cambiado, el precio es accesible y el sabor de los argentinos se inclina en gran parte hacia la sidra, que dicho sea de paso ya se comercializa en calidades premium a un costo mayor.
LA SIDRA Y EL PAN DULCE EN TIEMPOS DE PERÓN
«Cuando yo era chica mi viejo llegaba para la Navidad con Pan Dulce y Sidra. «Regalo de Perón» decía y a mi me parecía simpático, algo lindo, porque traía cosas ricas…» decía una mujer que hoy frisa los 75 años y recuerda cuando para las vísperas de Nochebuena cientos de casarenses de condición humilde se congregaban frente a las oficinas de Correo, en calle Maipú a metros de Lamadrid, para recibir de mano de los empleados un pan dulce y una botella de sidra para celebrar la Navidad. Un acto de solidaridad que se repetía para Reyes con la llegada de «chiches», ya sea autos, muñecas, pelotas, ositos, etc. para que los niños pobres tengan su regalito. Luego con los años y la caída del peronismo esa acción solidaria fue bastardeada por los enemigos del justicialismo por entender que era limosna, cuando en realidad muy lejos estaba de serlo.
Pero volviendo a la sidra, que muchos habían dejado de tomar por considerarla «mersa», es como decía aquella chica «algo rico» que ha vuelto a ponerse de moda y ya a nadie le avergüenza tomarla, muy por el contrario en muchos supermercados ha superado en ventas al champagne, y en las casas «paquetas» la saborean con deleite.