El primero apoyado en su gestión de 6 años reconocida como de las más positivas de los últimos años, el segundo por el apoyo irrestricto que le brinda la gobernadora Vidal. Apenas tendrán un año de resuello, porque a fines del año que se inicia ya comenzará la campaña. Dos exponentes totalmente distintos de la política casarense, que si bien guardan las formas, harán la próxima campaña con el cuchillo entre los dientes.
Es temprano, tal vez, para hablar de 2019 cuando recién empieza el 2018. Pero los tiempos de la política tienen un raro calendario que no se aviene con el que rige los días de los ciudadanos «comunes». Termina una elección y tras un veranito acotado comienza la otra. El poder es una droga que provoca adición, y los adictos al poder saben que no pueden dormirse un sólo día, que mañana es hoy, y que como reza el «profético» dicho «cocodrilo que se duerme, es cartera». Dicho esto pongamos los personajes sobre la mesa: el poder político de Casares pasa por quién tiene el manejo de la comuna, que es Walter Torchio, y quién tiene el comando de la oposición, que es el ex-senador «Peli» Foglia con la ambición de quedarse con la silla del hoy patrón de la vereda, ungido por la voluntad popular.
MÁS QUE INTENDENTES UN CAPITÁN
DE TORMENTAS
Torchio puede exhibir sin discusión alguna por lo menos en medios criteriosos, una de las mejores gestiones de los últimos tiempos en Carlos Casares. Golpeado en los últimos meses electoralmente por haberle tocado «bailar con la más fea» sabe que se tendrá que enfrentar al oficialismo provincial, que tiene la firme decisión de coptarlo para sus propias filas o bajarlo del pedestal en que se encuentra. Y para ello lo eligió a Omar Foglia, con sus pergaminos de ex-intendente y senador, confiando en que con su estrategia y la ayuda de la mujer fuerte de la provincia, podrá con la tenacidad, la convicción y la fuerza interior del escribano que busca la reelección. En el medio aunque como figura central está el pueblo, que cuando le toque votar no lo hará por sus representantes en el Concejo, sino por su intendente, el hombre del que dependerá que su pueblo progrese, crezca o se estacione.
Falta mucho todavía… eso es lo que se creen, menos de un año tal vez para que los protagonistas se pinten la cara, velen sus armas y se enfrenten meses más tarde en la batalla decisiva. El trofeo es Carlos Casares.
SÓLO UN CANDIDATO PROVIDENCIAL PUEDE EVITAR EL ENFRENTAMIENTO DE AMBOS GLADIADORES
Lo único que puede evitar un enfrentamiento entre WT y PF en el 2019, es la aparición de un candidato providencial, salido de la galera de Foglia, que sea capaz de disputarle al hoy intendente la candidatura Una empresa que no es imposible, pero que sin lugar a dudas le resultará sumamente difícil. Una posibilidad que por el momento no se vislumbra, ya que los posibles actores son párvulos de la política, buenos cuadros, pero aún sin el fogueo necesario, a menos que se les de el plato servido. No, por el momento no se observa en el firmamento opositor alguien que pueda mojarle la oreja al Nº 1 del municipio. Tendrá que ser Foglia el estratega que fue acomodando sus fichas en el tablero local hasta ponerse en el regazo de la falsa Heidi de Cambiemos. Es probable que ella le diga: «jugate Foglia».
La inconsciencia del escriba, no la conciencia, le sopla al oido que tal vez pueda aparecer algún otro candidato, caso Zabala, pero como para conocer un rengo hay que verlo andar, vaya a saber si Zabalita tiene agallas y el bolsillo largo para jugar en las ligas mayores. Dicen que agallas tiene, y sino pregúntenle a sus ex-socios de Cambiemos, pero su fama es de bolsillo corto, y ahí va muerto…