No vamos desde este lugar a meternos en las aguas profundas de interpretar a la justicia de estos tiempos. Y menos aún evaluar los actos de los jueces desde el punto de vista de la interpretación legal que le dan a sus resoluciones. Pero sí en nuestra condición de legos y comparando los distintos fallos con relación a los comportamientos de quíenes ejerciendo su derecho a protestar o peticionar ante las autoridades realizan o han realizado marchas, actos o piquetes en la vía pública, creemos que en el caso de los camioneros casarenses que realizaban una protesta en el cruce de las rutas 5 y 50, tantos días privados de la libertad es cuanto menos excesivo. Entendemos que deberían recuperar la libertad sin perjuicio de que la causa continúe y los hoy detenidos tengan la oportunidad de ejercer su defensa, y demostrar que no son delincuentes, sino trabajadores que creyeron que esa, la del corte de rutas, era la mejor medida para ser escuchados. Y si tuvieron algún comportamiento que se encuadra dentro de las penalidades que contempla el Código Penal, entonces sí serán los jueces los que evalúen la dimensión de la pena y resuelvan en consecuencia.
Ha trascendido a través de sus familiares, y eso es penoso, que los detenidos reciben un tratamiento inhumano cuyos detalles, de ser ciertos, provocan espanto, en momentos en que se agita la bandera de los derechos humanos, y se presume que las cárceles deben ser lugares limpios, las personas allí detenidas deben ser bien alimentadas, y el tratamiento acorde a su situación, ya que no son peligrosos ni se corre con ellos el riesgo de una fuga o de cualquier actitud agresiva que merezca rudeza. A casi 20 días del espectacular operativo en el cual fueron detenidos, vemos que sus familias se debaten entre la angustia y la desesperación, y no alcanzan a comprender el porqué de tamaña severidad, cuando en actos de protesta con alto nivel de violencia, desmanes y uniformados lesionados, el tratamiento a los detenidos fue otro y por cierto más leve.
Es de esperar que cuando esta edición gane la calle los vecinos detenidos hayan recuperado su libertad. Son trabajadores, padres de familia, vecinos que no ameritan conductas peligrosas, ni seguramente obstaculizarán la marcha de la justicia si se les permite volver a sus hogares.