Luis Benito Hernández, creador de la Bandera de Carlos Casares, falleció el lunes 26 de marzo a los 77 años. Casado con Mirta
Garrido, padre de 2 hijas y abuelo de 2 nietas.
Tres palomitas llevaron
en sus alas al creador
de la querida Bandera,
dándole el último adiós…
De su alma la blancura
que de amarillo tiñó el sol
y el verde de la esperanza,
formaron su corazón…
Hernández Luis Benito
de mi Bandera el creador,
la gloria dice en un grito
“Que te bendiga el Señor”
En el centro de la plaza, en su mástil, allá está, bebiendo vientos de ausencia, nuestra enseña local. Su alma de gloria y tela, solo te sabe llorar, Luis Hernández, tanta es su pena…Es el padre que se va…
Luis Benito Hernández, aquel “Coco” de la juventud, o acaso aquel “Topileo”, como le decían sus compañeros, allá en el Banco Nación, será por siempre un emblema de la historia lugareña, que nombrarán con respeto los niños en las escuelas, mientras lucirán con orgullo sobre el hombro su Bandera, la enseña de mi Casares, que lleva en sus colores el más hermoso paisaje. Porque aúna en su paño, como perenne mensaje, el blanco color del alma, de nuestros niños y madres, junto al verde, que es esperanza, y de nuestro campo homenaje, donde el amarillo de las mieses que madura el sol brillante, le dan las gracias al cielo en ese vuelo rasante de tres palomas de paz, que completan el paisaje. Esa es la gloria más grande de tu vida, Luis Hernández. Fuiste, por gloria del cielo, un buen padre y marido, y junto con Mirta Garrido, fueron bendecidos con dos hijas amorosas, que los hicieron dos veces abuelos, títulos que ennoblecen y emocionan. Pero que tu, con tu obra, les diste más honor y honra, que lucirá desde el mástil cuando sea la hora de homenajes y festejos, de emblemas y de gloria, y en el flamear de su paño, serás abrazo de historia.
Tu caminar presuroso, de pasos acompasados, te llevaban cada tarde andando por los espacios, como bebiendo de apuro, la vida, trago por trago, para ganarle al destino más tiempo para tu espacio, pero hubo un día que la zarpa que se ocultaba en algún lado, te abrazó con el siniestro aliento de su zarpazo, y se fue haciendo silencio el sonido de tus pasos. Y aquel muchacho de pueblo, fotógrafo, escritor, bancario, buen amigo, de mano tibia y pecho cálido, dispuesto para el abrazo, se fue marchando de a poco, para quedarse más rato, aunque nunca será ausencia ni tu nombre ni tu relato, pues siempre habrá una enseña que te estará recordando. Y el lunes 26 de marzo, día oscuro y aciago, vino la gloria a buscarte para llevarte en sus brazos. Tenías 77 años y todo el tiempo para recordarte, como a un prócer de mi pueblo, Dios te reciba Luis Hernández, y le da paz a tu alma, como se que te ganaste, y una bandera de luto, a media asta, allá en la plaza, con sus palomas sangrantes, te va diciendo “hasta siempre, nunca te olvidaré padre”…
Nadie volará más alto, nadie será más grande, por los años de los años, que tu alma, Luis Hernández!!!
JUAN DOMINGO ONDANO