Todavía sigue fresco el recuerdo del espectacular procedimiento de drogas realizado en el mes de mayo de 2017 en nuestra ciudad con intervención directa de la justicia, en el que fueron allanadas dependencias policiales, detenidos los jefes de la seccional y secuestrados alrededor de dos kilos de cocaína en poder de un dealer de esta ciudad que distribuía la droga en todo el ámbito local.
Es un secreto a voces que la droga corre como siempre, que tanto marihuana como cocaína se puede conseguir sin problemas y evidentemente quienes traían la droga que distribuía en aquel entonces el casarense Silvio Moralli se la están entregando a otro distribuidor, quien obviamente la distribuye entre los adictos que son por lo general personas jóvenes de nuestro medio.
No se entiende si aquel procedimiento en el cual desbarataron una sociedad entre quienes pasan la droga y las fuerzas policiales fue aislado, o por el contrario se sigue investigando, y fundamentalmente si como en aquel entonces actuó la Jefatura de Investigaciones de Drogas de la Fiscalía General del Departamento Judicial de T. Lauquen, continúa las investigaciones dicha repartición, o si por el contrario las han dejado en manos de la policía.
No faltan quienes desde ámbitos políticos le adjudicaron a aquel espectacular procedimiento connotaciones eleccionarias. No queremos caer en lo mismo, pero huelga decir que de nada sirve un procedimiento de esas características si no se continúa con las investigaciones y se rastrea quienes ponían en manos de un casarense 2 kilos de cocaína para que la distribuya entre los «clientes» locales. Y va la pregunta: ¿las personas que le adquirían la droga a Moralli y posiblemente a sus repartidores, dejaron de consumir?. La respuesta es obvia, NO. La siguen comprando a otros dealers, la droga sigue ingresando en Casares y todo continúa como era entonces.
¿Quién la trae?, ¿cómo la distribuyen?, son preguntas que surgen de saber que la droga sigue corriendo en nuestro medio, que los jóvenes lo saben perfectamente, y que por lo tanto las investigaciones deben seguir, sea en tiempos electorales o los actuales, el tema es demasiado grosso como para abandonarlo. Mataron al perro pero no se acabó la rabia.