Largos minutos de zozobra y en muchos casos de pánico se vivieron el domingo pasadas las 16,30 hs. cuando el cielo se puso negro y el inconfundible silbido del viento anunciaba un temporal. Pero lejos estaban muchos de imaginar que ese viento era un huracán agazapado que azotó con fuerza a la ciudad causando innumerables destrozos sin que por suerte se registraran víctimas. Es así que volaron chapas, enormes gajos de las plantas cruzaban las calles como hojas del otoño, alguna planta aplastó un auto, cables esparcidos en muchos lugares ignorándose si tenían «corriente», columnas y postes de luz derribados, toldos que volaban como barriletes, un sin fin de destrozos que fueron menores comparados con los que los casarenses se imaginaban cuando las ráfagas de viento azotaban la ciudad. Y en medio de todo ese caos los valientes bomberos que iban de aquí para allá tratando de auxiliar a los damnificados.
A continuación publicamos una secuencia de fotografías del daño que dejó el fenómeno, sólo algunas, ya que esas imágenes se multiplicaron en otras similares.


