No pasa día sin que se registre algún hecho, sea de violencia familiar, rencillas de parejas o hechos delictivos por venganzas sentimentales.
En tiempos en que desde todos los sectores de la comunidad se apoyan las campañas contra la violencia de género, el maltrato familiar, los acosos y la discriminación de la mujer, Casares parece un mundo aparte. No pasa día sin que se produzca algún caso de violencia de género, algunos que se tratan a nivel de la seccional local, otros de la Comisaría de la Mujer, que tienen que ver con rencillas familiares, parejas en disputa, acoso, venganzas sentimentales y todo un popourri de delitos en los cuales las mujeres son víctimas. En los últimos días tal tendencia parece haber aumentado, y tal vez desde la psicología, y por qué no de la política o la economía se le encuentre alguna explicación, pero sea como fuere y por la causa que fuere, es alarmante el aumento de este tipo de delitos. Ya no se respetan las órdenes de restricción impartidas por los juzgados, y cuando actúa la justicia lo hace con liviandad y favoreciendo por la poca efectividad de las penas, la reincidencia de dichas desobediencias que suelen terminar con alguna mujer golpeada. Es para tomar nota y preocuparse. Por ahora las cosas no pasan de ojos amoratados, labios partidos y marcas o hematomas. Mañana no sabemos qué puede pasar.