Limpiar y mantener las estufas y artefactos a gas es importante. También dejar pequeñas entradas de aire.
Si rebuscamos en nuestros archivos noticias de 30,40,50 años atrás o más nos encontraremos que en los crudos inviernos eran comunes las noticias de vecinos que perdían la vida mientras dormían por las emanaciones de monóxido de carbono de braseros y calefactores a llama sin salida al exterior en dormitorios y lugares cerrados. Probablemente en estos tiempos ya no sean tan comunes estos tipos de accidentes, ya no se usan braseros, salvo en las casas muy pobres, en las que para mitigar el frío en las noches heladas, recurren a la calefacción a carbón o leña sin la suficiente ventilación.
Las recientes y promo-cionadas tragedias en las que perdieron la vida una famosa periodista y la mujer y un hijo de notable Senador Nacional de Cambiemos, ambos ocasionados por emanaciones de monóxido de carbono de una estufa y pérdida de gas de un calefón, cuando se encontraban durmiendo en ambientes muy cerrados, sin ningún tipo de aireación.
Y las víctimas no eran pobres, se encontraban en viviendas modernas dotadas de todas las comodidades, aunque los artefactos no habían sido cuidadosamente inspeccionados como para determinar si se encontraban en buenas condiciones de funcionamiento. Son tragedias enormes que bien pudieron haberse evitado de tomar las precauciones necesarias, una de las cuales muy pocos toman, que es la de dejar resquicios de ventilación para que los ambientes se aireen convenientemente.
El motivo de la presente no es contar historias trágicas, que por cierto ya no tienen solución, pero que deben servir para prevenirlas, siguiendo los consejos de fabricantes de artefactos a gas, los que deben ser objeto de limpieza y controles periódicos para verificar su estado.