800 PESOS EL KILO DE JAMÓN
Cualquier ciudadano del mundo ante un título como el que encabeza la presente nota, pensaría que en la Argentina el jamón (del crudo hablamos) se compra en una casa de remates de obras de arte y artículos de lujo. Sí, 800 pesos el kilo , y sabemos que hay otros mucho más caros, tal vez porque tienen algún titulo nobiliario o vienen de una región de la que los chanchos no saben lo que es un chiquero, toman agua mineral y comen maíz especial y algunas frutas secas para hacer su carne más sabrosa.
Y así como el jamón pasó a ser un artículo de boutique con escaparates de mármol, los otrora democráticos fideos, sea los fetuchini, mostacholes, penne rigate o espaguetti son a su vez artículos premium por lo que hay que pagarlos hasta 100 pesos el kilo, aunque los hay de 60 y 70, acaso un 30% más que el kilo de pollo.
¿Pasamos al queso?, bueno, tal vez el salario diario de un empleado medio no le alcance para comprar un kilo de buen sardo, gruyere o «fresco» para comerlo con dulce de batata. Y mejor ni hablemos del roquefort, o queso azul como ahora se le dice, que se cotizan en la bolsa. Una locura.
Si este escrito presume de editorial debemos coincidir en que debe ser un tema importante. ¿No lo es?. Claro que si, tan importante como aquellos temas que parecen profundos y tal vez sirvan para filosofar o poner cara de erudito y coincidir con el escriba.
Este editorial es importante. Pretende hablar de lo que nos importa y afecta, de la tortura diaria de ir a un supermercado, o despensita de barrio y ver que lo que uno lleva en el bolsillo no le alcanza para nada. ¡Vaya si es importante!. Deslomarse trabajando para luego de 8 horas de trabajo tener para un kilo de queso, o que con una o dos horas sacándole la basura al pueblo o curando a un enfermo, podamos comprar un kilo de fideos.
Algo anda mal muchachos (le decimos a los del gobierno). Ya se, la herencia… tienen razón, ¿y ahora?, si quieren pueden aconsejar comprar lamparitas baratas, mortadela, vino patero o bañarse con jabón en panes, pero la cosa pasa por otro lado, ustedes siguen comiendo jamón de 800 y el resto ¡viva la polenta!.