Una falsa noticia periodística involucró al intendente Torchio con las «Coimas K»
Una regla de oro del periodismo es chequear las noticias, confirmarlas, máxime cuando estas comprometen el honor de las personas involucradas.
En el programa de A24 conducido por el periodista Eduardo Feinmann, en un pasaje del mismo al hacer referencia Feinmann a la confesión del arrepentido José López, se refirió a que éste al tratar el tema de las «Coimas K», involucró a intendentes, y en pantalla entre otras colocó la foto del intendente de Carlos Casares Walter Torchio. El programa fue visto por numerosos casarenses, los que de inmediato fotografiaron la pantalla en la que estaba la mención, la subieron a las redes y de inmediato la noticia se viralizó trascendiendo en todos los ámbitos locales, con el consabido asombro y comentarios que causó la misma.
LA DESMINTIÓ
Momentos más tarde, Feinmann desmintió la noticia, manifestando que esos, los intendentes cuya foto colocó en la pantalla involucrándolos en el caso de las coimas, no tenían nada que ver con la declaración de José López. Pero ya el daño estaba hecho.
Una regla de oro en el periodismo es chequear la noticias, confirmarlas, máxime cuando éstas comprometen el honor de las personas, en este caso el del intendente de nuestro partido Esc. Walter Torchio quien pese a que en su sitio de facebook desmintió los dichos de Feinmann, y que las personas que los difundieron -NO TODAS- se encargaron de agregar luego la desmentida de Feinmann, mientras que otros, guiados tal vez por el interés miserable de gozar la noticia y su repercusión prefirieron no hacer nada.
Este es lamentablemente el clima que se vive en el país, al que nuestro pueblo no es ajeno. Se dice cualquier cosa, se crean y se difunden las falsas noticias, no importa el daño que se haga, basta con luego rectificarse o en otros pedir disculpas y ya está. Y en esto los periodistas tenemos que asumir que en mucho contribuimos para que ese clima se potencie a límites vergonzosos, por el sólo echo de llegar antes, publicar un trascendido sin el mínimo intento de confirmarlo, máxime, como decimos más arriba, cuando estos comprometen el buen nombre y honor de las personas.
Todo esto nos atrasa como sociedad, un abismo separa a los buenos y a los malos, según el lado del que esté quien es el que hace el comentario. En el medio están los que trabajan, los que estudian, los que piensan en el prójimo, que no se mezclan en el lodo que envuelve a la política, ni son culpables de los delitos que cometen los unos y los otros. Pero en esos, los del medio, nadie piensa, por el contrario se los somete a un castigo brutal que se traduce en el empobrecimiento y las privaciones, en una lucha diaria por sobrevivir a las malas políticas en un país que parece no tener remedio.