Han fracasado en este país los medios de pago
Corría el año 1950 cuando el famoso tendero norteamericano Alfred Bloomingdale junto al no menos famoso y millonario Frank MacNamara estaban almorzando en un coqueto restaurante newyorkino y cuando llegó el momento de abonar el gasto, se dieron cuenta que no tenían dinero suficiente. MacNamara tuvo que llamar a su esposa para que le llevara unos dólares que le hacían falta para abonar la cuenta.
Aquel suceso inspiró a los amigos a inventar una forma de pago que les evitara la preocupación de tener que llevar dinero. Y así nació la tarjeta de crédito, la primera de ellas Diners Club, que comenzó a distribuirse entre banqueros y millonarios en un principio, pero ante su efectividad el núcleo de sus adherentes fue creciendo esponencialmente hasta que surgieron nuevas firmas y bancos que crearon sus propias tarjetas, convirtiéndose en el medio de pago ideal en restaurantes, comercios de todo tipo y ahora hasta taxis y kioscos de diarios. Con la tarjeta de crédito se paga todo, también turismo, compras de todo tipo, regalos, hasta fiestas de casamientos. Y como bien lo indica su denominación, son también una forma de crédito que permite cancelar los pagos en forma escalonada, pagando un mínimo de anticipo y por el saldo un interés módico.
Ni Alfred Bloomingdale ni Frank McNamara están en el mundo de los vivos, pero si estuvieran y en uno de sus muchos viajes pasaran por Argentina no podrían creer que su famoso invento, la tarjeta de crédito, llámese cualquiera de las que están en plaza, cobra por la financiación de los saldos alrededor del 100% de interés. Un disparate que lejos de reivindicar ese invento que le solucionó a muchos la posibilidad de comprar sin dinero, hoy en día en Argentina es poco menos que un arma que destruye la economía de los usuarios, si estos pretenden financiar el saldo de sus gastos.
Quien vaya a un supermercado y vea que alguien paga con tarjeta de crédito, compadéscanlo si es que cuando llega el vencimiento no cuenta con todo el dinero y debe financiar. Al 100% de interés, el camino es la quiebra.
Esto demuestra que hay inventos geniales que la poca genialidad de muchos hombres los pulveriza, caso de Argentina, donde el dólar no tiene techo, la inflación tampoco y los intereses son usurarios.
Más de un usuario de tarjeta de crédito al que lo están ejecutando por no poder pagar la deuda y los abultados intereses, seguramente pensará, si es que conoce la historia, que si aquellos dos amigos hubieran tenido dinero para pagar la cuenta, hoy él sería un hombre más feliz.