Hay coimeros y coimeros UN EMPRESARIO DECLARÓ
HABER PAGADO UNA COIMA Y EXIGIDO UN
RECIBO A FIN DE TENER SUS IMPUESTOS
EN ORDEN
La corrupción en nuestro país tiene ribetes cómicos, insólitos y descabellados. El afaire de los bolsos de López arrojados por el exsecretario de Obras Públicas con 9 millones de dólares al interior de un convento, se inscribe en lo que podría ser el argumento de una comedia, cuando en realidad encerraba un formidable acto de corrupción. Pero como en la clásica frase de los vendedores ambulantes, «como si eso fuera poco», un empresario cuya identidad por el momento resguardan, declaró ante el fiscal Carlos Stornelli que es coimero pero en cierta medida «decente» al menos con el Estado. Veamos por qué: dicho empresario arrepentido confesó haber pagado una coima de 4,5 millones de pesos, pero exigió una factura que le dieron por trabajos que su empresa no realizó, y la incluyó en la contabilidad de su empresa, abonando los impuestos correspondientes. Vale decir que legalizó la coima, no la imputó a dinero negro de su empresa ni fondos personales. Todo un ejemplo a seguir, valga la ridícula situación.
ALGÚN EJEMPLO TAMBIÉN TENEMOS
EN CASARES…
Esto nos hace acordar la anécdota ocurrida en oportunidad de un robo en el Club Atlético de ésta ciudad, cuando el ladrón tentado por escribir en una máquina de escribir que estaba en la secretaría del club, puso allí su nombre. La policía vio el escrito, fue a su casa y lo llevó de las pestañas al calabozo. Años después la misma persona fue actor de un horrendo crimen que purgó en la cárcel.