Dias pasados visitó nuestra redacción, enviado por una persona amiga, un empresario que con la idea de instalar un crematorio en la zona estaba recabando informes a fin de determinar la conveniencia del negocio, y la ciudad más adecuada para hacerlo. Poco y nada es lo que pudimos decirle u orientarlo, pero la consulta movió nuestra curiosidad a fin de poder despejar algunas dudas. Primeramente quisimos saber si existía algún impedimento religioso, ya que ante el avance y la práctica en el mundo de la cremación de los difuntos, es menester saber si existe algún impedimento al respecto. Según la doctrina de la iglesia católica la Santa Sede sugiere continuar con la sepultura tradicional, ya que «confirma su fe en la resurrección de la carne». Aunque no obstante dicta normas a la conservación de las cenizas en el caso de la cremación. Vale decir que no la prohíbe. La iglesia dice por lo tanto que no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación de la carne no toca el alma y no impide la omnipotencia divina de resucitar el cuerpo. No obstante especifica algunos puntos a cumplir.
Por ejemplo:
-La permite siempre y cuando no sea contraria a la voluntad del difunto.
-Las cenizas del difunto deben mantenerse en un lugar sagrado, por ejemplo el cementerio o una iglesia.
-Queda prohibida la conservación de las cenizas en el lugar, salvo casos excepcionales o graves.
-Las cenizas no pueden ser divididas entre diferentes núcleos familiares.
-El Papa Francisco aprobó que para evitar males entendidos, especialmente naturalistas, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua, o conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos o en piezas de joyería.
-Finalmente el documento religioso alienta a los fieles a continuar con la sepultura de los fallecidos.
La práctica de la cremación es cada vez más común. Los cementerios cada vez tienen menos lugar, los privados tienen aranceles muy altos y cierto es que las personas ya no cumplen con el rito cotidiano de visitar a sus muertos, por lo que olvidan abonar aranceles y no realizan el mantenimiento de las sepulturas. Obviamente la cremación tiene un costo, pero prácticamente elimina la sepultura.
Queda para el comentario los prejuicios que alientan aquellos que se oponen a la cremación por su fobia al fuego o porque creen en la resurrección y piensan que una vez cremados no podrán resucitar.
Todo un tema que seguramente al lector le hará pensar. Es una decisión que se toma en vida y tal vez no resuma el dicho bíblico: «con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra , porque de ella fuiste tomado, pues polvo eres, y al polvo volverás.