
El Pingo IL MERCATO de su stud «Rubio B» ganó el Pellegrini de punta a punta.
El sábado último el Hipódromo de San Isidro fue escenario de la carrera más importante de Sudamérica: El Gran Premio Internacional Carlos Pellegrini, que reunió a 16 parejeros en los partidores, todos con brillantes antecedentes.
Y al final de los 2.400 mts. del recorrido, nuestro ex-convecino Ricardo Bene-dicto, su familia y burreros allegados, vivieron el día de mayor gloria turfistica, ya que el pingo IL MERCATO de su stud «Rubio B» ganó el gran clásico del turf argentino de punta a punta, magistralmente conducido por el jockey cordobés Juan Carlos Noriega y demostrando una guapeza fenomenal ya que se aguantó las atropelladas de Sixties Song que ganó el Pellegrini de 2.016, siendo montado por el inigualable Pablo Falero y de For The Top que venía de ganar el Gran Premio Nacional.
Como en el tango IL MERCATO ganó por una cabeza.
En la premiación la algarabía del casarense y su gente fue tremenda, porque el pura sangre vencedor no sólo le pertenece sino también nació y fue criado en su haras La Pasión. Y es la primera vez que un caballo de Benedicto logra ganar el Pellegrini, que es como decir el campeonato.
Es bueno destacar que el nombre del stud «Rubio B» es en honor de su padre, el recordado vecino casa-rense «Rubio» Benedicto y además la chaquetilla es a cuadros amarillos y verdes, este color por ser el histórico del Club Deportivo Casares, siendo toda la familia Benedicto fana de los «verdolagas».
Culminando la fiesta de premiación, Nicolás el hijo de Ricardo roció a todos con champagne, al mejor estilo de la Fórmula 1.
EXPRESIVOS CONCEPTOS SOBRE RICARDO BENEDICTO EN EL DIARIO LA NACION
El diario La Nación en la nota referida al Gran Premio Carlos Pellegrini, comienza de ésta manera la misma: (Gustavo S. González – La Nación) “Alguna vez, en una comida en Lexington, Ricardo Benedicto respondió a una pregunta sobre el nombre de su haras. La pasión: “Es fácil, para los que sentimos lo que despierta el caballo de carreras, los que somos apasionados, no hay muchos nombres mejores”. Benedicto festejó ayer el triunfo en el Carlos Pellegrini al que aspira ese sentimiento y que pocos como él y su hijo Nicolás merecían, porque hace años que acompañan con inversión el impulso vital que genera el sangre pura. Ganar el Pellegrini no se mide, no entra en ningún ranking de clásicos: está más allá de todo.
Y ganarlo con los colores propios, los de Rubio B., que rinden homenaje al padre del empresario, un mecánico de Carlos Casares que no tuvo la suerte de asomarse a estas hazañas pero estaría orgulloso de su hijo, es como para que el corazón se salga por la boca. Más cuando Juan Noriega lo trajo en la punta desde el vamos y parecía que no iba a aguantar las estocadas del gran Sixties Song y de For The Top.
“Miraba la carrera con gran expectativa porque el disco no llegaba nunca. Perdí la razón, nos abrazamos con Nico, esto sintetiza todo. Desde el 96 que vinimos de Comodoro Rivadavia con Ramón Jones soñábamos esto y se dio en un año en que ganamos la Polla y varias carreras importantes”, comentó Benedicto, emocionado por la victoria y por algo más: “La caballeriza termina un ciclo y empieza otro, con Carly Etchechoury como único entrenador. Les agradezco a Juan Carlos y a Sebastián Maldotti por poner II Mercato de esta forma”
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