Cada vez son más los abonados que prescinden de ese servicio que antes fuera tan codiciado
Demás está decir que hace algunas cuantas décadas el tener un teléfono en su domicilio era privilegio de pocos vecinos. En otra oportunidad nos ocupamos del tema, pero la recurrente decisión de los abonados de «borrarse» como tales de la telefonía fija, nos lleva a tratar nuevamente el tema. Desde aquellos teléfonos en los que había que dar vuelta una manijita para ser atendidos por una telefonista, a los inaugurados como «automáticos» a principio de los años ´80, ha pasado mucho tiempo. Casarenses que hoy cuentan con más de 6 décadas de edad, recordarán que conseguir un teléfono domiciliario era sumamente difícil, la gente se anotaba en la compañía telefónica esperando una bacante de las pocas líneas que tenía la oficina, pero rara vez lo conseguía. Con la nueva central telefónica la cantidad de líneas fue ampliada a 2000 abasteciéndose prácticamente la demanda local de teléfonos, con lo que gran parte de los vecinos disfrutaron de uno de los grandes adelantos de la era moderna.
LA LLEGADA DE LOS CELULARES
LES DIO UN DESCANSO
Hoy en día los teléfonos fijos se usan muy poco, salvo las empresas, en los domicilios han pasado a ser un mero adorno, reemplazados por la telefonía celular, que se multiplicó de manera exponencial a tal punto que los chicos de jardín de infantes usan los celulares para sus juegos y los más grandecitos para comunicarse con sus amigos y padres. Es muy raro que a alguien se le ocurra hablar por el teléfono fijo, salvo aquellas personas de avanzada edad que no la van con la telefonía celular, pero son minoría. Cada vez son más los abonados que prescinden de las líneas domiciliarias, contando en sus razones el costo del mismo, teniendo en cuenta que se suma al que abonan por el celular. Algunos no lo hacen porque las líneas están atadas a alarmas, internet, etc.. Remontándose en el tiempo parece mentira que un servicio tan codiciado hoy ya no se use. Así pasará seguramente en el futuro con servicios que hoy parecen imprescindibles, pero que la magia de la tecnología convertirá en obsoletos.