Los billetes de mil abundaban en las cuadreras de San Esteban
En medio de la crisis que hace recordar aquel inmortal tango de Francisco Canaro «¿Dónde hay un mango viejo Gómez?», han vuelto a florecer las carreras cuadreras en San Esteban, que el domingo se vieron pobladas de alrededor de mil burreros, a los que se les caían los billetes de mil de las bombachas. Pagaron los hombres $ 300 y las mujeres $ 100 la entrada para despuntar el vicio apostando a los mejores tungos de la zona, y allí si que no se veía mishiadura ni nada que se le parezca, las apuestas eran gordas y la recesión no existía.
El éxito obtenido promete nuevas realizaciones en un «deporte» que por lo visto va a contrapelo de los niveles de pobreza, el sueldito que no alcanza y el asado que desaparece de la mesa de los argentinos. Allí había abundante humo, buenos tintillos y sana algarabía.