Dejó de existir ayer por la mañana en el hospital local. Tenía 73 año

Profundo dolor y consternación causó el fallecimiento de la conocida vecina Mirta Kilimann, a los 73 años de edad. Fue ella la 1ra. Reina Nacional del Girasol, electa el 26 de abril de 1964 por su espléndido porte, por su deslumbrante belleza y en especial por su simpatía, calidez y formación cultural. Era docente de alma, una madre ejemplar, casada con el entonces joven folklorista y empleado bancario Julio Campos, de cuya unión nacieron seis hijos, los que hoy la lloran sin consuelo.
Fue Mirta Kilimann no sólo un ícono de la belleza casarense, sino una persona de bien cuyas virtudes le eran reconocidas por sus compañeros docentes, sus amigos de la vida y por todos aquellos que en su fugaz reinado girasolero descubrieron en ella algo más que su belleza, convirtiéndose para los casarenses en una embajadora de lujo.
Sus últimos años fueron duros, luchando por su salud, pero siempre imbuida de un ánimo esperanzador que la ayudó a soportar las desventuras y llegar al epílogo de su vida con dignidad, sin martirizar a los suyos, agradeciendo por todo lo recibido.
En los últimos años pocas fueron sus apariciones públicas, entre las últimas su presencia para recibir los honores y el reconocimiento por haber sido la 1ra. Reina Nacional del Girasol, siendo denominado el palco central de la fiesta con su nombre. Fue para ella todo un orgullo que supo agradecer con sinceras expresiones y no pocas lágrimas.
Con Mirta Kilimann se fue un símbolo, no solo de los atributos de hermosura conque la madre naturaleza la bendijo, sino con todo lo demás, acaso mucho más que la belleza exterior, y que Mirta lo llevaba en su fuero íntimo, que es lo que verdaderamente puede elevar al ser humano al rango de la excelencia.
A su familia vayan nuestras más sinceras condolencias.