FALLECIÓ ALFREDO PEREZ
En la madrugada del viernes 5 los 81 años, en el hospital local víctima de una complicación broncores-piratoria dejó de existir el conocido y querido vecino Alfredo Pérez, como le decían todos, ya que su apellido era Andrada y su primer nombre Oscar. De profesión mozo, lo que no es poco, ya que con su bandeja y su carácter afable, su sencillez y profesionalismo, logró trascender en nuestra sociedad. Archiconoci-do, saludado por todos, un marido de esos que no abundan, un abuelo ejemplar, Alfredo las tenía todas consigo, y eso lo explica los afectos que a diario cosechaba. Últimamente le puso un toque de elegancia a su buena percha, vestía tiradores, sombrero, zapatos de lustre y hasta moñito, concurría a confiterías y alternaba con amigos, como también era asiduo concurrente a la hora del café junto a sus nietos, a quienes mimaba con placer.
Ya jubilado, se dedicó a su familia, y en especial a su esposa Edith Cariani por quién tenía devoción, al igual que sus tres hijas María Alejandra, Analía y Carolina, y a sus dos nietas. Fue mozo del recordado y antiguo Bar Terán, donde cosechara miles de anécdotas que relataba con placer y discreción. No hubo fiesta en la que no haya trabajado, siempre con la mirada tranquila, la sonrisa a flor de labios y su dedicada atención.
De él quedarán los mejores recuerdos, la noticia de su deceso causó sorpresa y un profundo dolor entre sus cientos amigos y conocidos, y ni que decir de su familia para quienes Alfredo era lo más. Sus restos recibieron sepultura el sábado 6 en horas de la tarde ante un numeroso y acongojado acompañamiento.
La imaginación lleva al escriba al reencuentro de Alfredo con sus amigos y clientes del Bar Terán, felices al verlo aparecer con su saco blanco, camisa impecable y moño negro, su andar pausado y un delicioso café humeante en su brillante bandeja… ¿por qué no, quien puede saberlo acaso?.