Cristina anunció el tren bala y a Macri se le mojó la pólvora
En tren de quejarnos, un poco el deporte nacional, vamos a quejarnos del fracaso de los gobiernos con relación al servicio ferroviario. Un servicio que hace ya casi 6 décadas era eficiente por lo veloz, la calidad de los coches de pasajeros, la atención en el coche comedor y la puntualidad. 60 años después, no tenemos servicio ferroviario, pese a que la entonces presidenta de la Nación doña Cristina Fernández de Kirchner prometiera el tren bala, y con su ministro Florencio Randazzo importaran vagones chinos para poner en marcha nuevamente los ferrocarriles y hacerlos modernos y útiles como lo son en los países del primer mundo, donde quienes viajan prefieren trenes a los aviones, porque circulan a 300 kilómetros y no deben padecer la demora de los aeropuertos.
En cambio en nuestro país debemos viajar en micros, los que si bien son modernos, deben transitar por rutas angostas y peligrosas, con todo tipo de problemas de tránsito y demoras, que el tren no tiene.
El presidente Macri no prometió el tren bala, pero en cuestiones ferroviarias y trazando una metáfora, podemos decir que se le mojó la pólvora, que las vías están muertas, los trenes de pasajeros que circulan son carretas, sin servicio, con rieles inservibles, y sin un proyecto que permita suponer que «algún día» como hace 60 años, los habitantes de este país y de nuestra región puedan viajar veloz y cómodamente en tren.
El anuncio de que el tren llegará a Bragado es auspicioso, pero se hizo con tanta alharaca que faltó que el lunes cuando el convoy llegó a Bragado, lo haya recibido una banda de música, con los vecinos arrojando pañuelos al aire y llorando de emoción.
Pero al menos es algo, que si llegara a Casares sería más, aunque cada viaje tenga hora de salida y no de llegada, dado que en la medida en que no se reparen a cero las vías, cada viaje se convierte en una aventura.
No hemos escuchado, leído, ni visto que algún político, llámese presidente, gobernador, legislador o «soñador», haya hecho un sólo proyecto de reconstrucción del servicio ferroviario, salvo el anuncio de Cristina y Randazzo, que no pasó de anuncio e intención, lo que es nada.
Créase o no hay dos generaciones que prácticamente no conocen lo que es viajar en un tren de pasajeros, salvo los valientes y arriesgados laburantes que viajan en los trenes suburbanos y pueden atestiguar lo que es viajar en ellos.
No perdamos la esperanza, en Casares todavía está la estación, el puente es una reliquia, no sabemos si quedó la campana, pero al menos no levantaron los rieles. Mientras tanto, no tenemos tren, ni destino.