De acuerdo a una encuesta realizada por el portal Zonaprop, el 69,9 % de los argentinos desea mudarse a casas o departamentos más grandes para resistir a la pandemia.
En una nota del diario Página 12 del 21 de setiembre, basada en el informe citado, podemos concluir que la vida en ciudades pequeñas o pueblos del interior como es el caso de Carlos Casares y los pueblos del partido, brindan mejores posibilidades de calidad de vida en función de la amplitud de espacios.
Esto explica el éxodo que se ha producido desde las grandes ciudades hacia el interior.
Algunos de los datos sobresalientes del informe son los siguientes:
“El 32,4 % desea tener balcón o patio, el 19,9 desea disfrutar de un jardín, un 9 % necesita tener más ambientes, el 8,9 % más metros cuadrados, un 5,8 % desea tener pileta, un 4,9 % parrilla y un 3,3 % necesita tener escritorio de teletrabajo”.
En función de estos datos estadísticos, podemos llegar a la conclusión que ciudades como la nuestra ofrecen muchas de esas posibilidades a costos más bajos que las grandes urbes. De hecho, la clase media alta de esas metrópolis busca propiedades en barrios privados con elevadísimo valor y costos de mantenimiento, además del tema seguridad, mientras el sector social análogo que vive en ciudades del interior no necesita esas erogaciones para equiparar la calidad de vivienda.
Lo que se está notando es el aumento de precios de las casas-quinta con pileta para los meses de verano, en función de las dificultades que puede ofrecer para una familia de clase media, el traslado a lugares turísticos, sobre todo para aquellos que no tienen propiedades en esos centros.
Así que busquemos el lado positivo y disfrutemos de nuestras pequeñas comunidades.