La libertad nos permite elegir, la libertad es un bien que debemos salvaguardar “a muerte”, los pueblos como el nuestro saben lo que es vivir con la libertad cercenada por una asonada militar que dejó huellas indelebles de su perversidad en nuestra historia reciente. Gracias a gozar de esa libertad muchos ciudadanos argentinos, gran parte conocidos, viajaron a Miami para vacunarse contra el coronavirus. Una gran mayoría de ellos para poder inmunizarse antes, ya que el turno de vacunarse podía preverse para más adelante, y como tenían y tienen posibilidades económicas prefirieron viajar a Miami para ganar un tiempo que consideraban precioso.
Como suele suceder en nuestro país, muchos fueron criticados, otros reconocieron que si tuvieran posibilidades hubieran viajado, generándose una polémica inútil en un país que afortunadamente lleva varias décadas de libertad plena. Claro que eso no va cuando se pronuncian frases patrioteras como las que formuló el expresidente Macri en su sitio digital al decir que no se vacunaría hasta que el último argentino lo hiciera, cuando en realidad viajó a Miami y se vacunó. Eso estuvo demás, un traspié político que no debió haber cometido.
La libertad da esa posibilidad, si queremos y podemos vacunarnos antes, por qué censurarlo. El expresidente Duhalde no pudo con sus genes de la mala política y gestionó su vacuna, la de su señora y entorno, por izquierda, valiéndose de sus relaciones políticas. Feo, feo, se cavó la fosa, la vacuna “anticipada” lo mató políticamente. De pasearse por los programas televisivos, pasó a un no querido retiro porque si de algo le sirvió la vacuna “anticipada”, es para demostrarle que hoy todo se sabe, estamos gozando de plena libertad. Una libertad que le hubiera servido para ir a Miami con su esposa “Chiche”, su secretario y sus hijas, vacunarse allí y volver todos tostaditos y felices. Pero no, tenía “contactos” para ahorrarse los pasajes y el hotel. Resumiendo, cuando la muerte se ve allí cerquita, cuando caen nuestros familiares queridos, nuestros amigos y compañeros, si uno estima que vacunándose anticipadamente apelando a su bolsillo, se siente mejor y más protegido, bien que hace. Hay libertad para hacerlo.