LA AGRICULTURA EN LA HISTORIA ARGENTINA
Nuestro país se caracterizó siempre por sus grandes extensiones. Por lo tanto, desde la época colonial predominó la cría de ganado de manera extensiva. Incluso durante gran parte del siglo XIX, la explotación ganadera y el saladero eran la base de la economía de las Provincias Unidas.
No obstante, hubo hombres fundacionales de nuestra patria que se preocuparon por la producción agrícola y el ejemplo más elocuente fue Manuel Belgrano, que adhería a la escuela fisiócrata, consistente en promover la producción de la tierra a través de los sembradíos.
Otro caso fue el de Bernardino Rivadavia, quien a través de la Ley de Enfiteusis quiso privilegiar la agricultura sobre la ganadería, pero fracasó ante el poderoso embate de los terratenientes saladeristas .
La idea de traer inmigrantes a nuestro país para labrar la tierra se empezó a cristalizar con algunas colonias en la mitad del siglo XIX, pero fue a partir de la Ley de Inmigración y Colonización de Avellaneda (1876) que la promoción agrícola aumentó, aunque los intereses de los grandes latifundistas fuera en contra de aquellos principios y, lamentablemente, gran cantidad de tierras siguieron siendo explotadas para la ganadería, quedando relegada la agricultura.
Avanzado el siglo XX y a partir de la movilización de los pequeños y medianos productores agrícolas, principalmente del sur de la provincia de Santa Fe, que protagonizaron el recordado Grito de Alcorta (1912), se lograron más derechos para los arrendatarios y mejores beneficios para la producción.
Todo el siglo XX tuvo en la agricultura un bastión importantísimo para el desarrollo del país. Pero fue el valor agregado y el vínculo de la agricultura con la industria los pilares más importantes de la economía.
Finalizado el siglo XX y lo que va de éste, vemos que la agricultura ha tenido un fuerte proceso de sojización, lo cual no sería negativo sino sirviera solamente para la evasión y el monocultivo en algunas zonas, o para el monopolio y la especulación de los grandes pooles de siembra.
Por ello es fundamental el crecimiento del proceso industrial vinculado a la producción agrícola, no solo por una cuestión de ganancias sino también por la apertura de nuevas fuentes de trabajo que sirvan para la recuperación del país