Fue muchos años fotógrafo independiente de EL OESTE
Se nos cayó una lágrima tan grande como el aprecio que le teníamos. Su hermano dio a conocer la muerte del popular Raphael Testa, el Loco, si la locura fue asumir su profesión de fotógrafo, sin importarle riesgos . Podríamos referir mil anécdotas de Testa, nada le era difícil, la vergüenza era un sentimiento inexistente para él, una buena foto era esencial, así tenga que subirse a un techo o lograr plasmar con su máquina un grave accidente o situaciones que ni los fotógrafos consagrados se animaban a fotografiar. Llegó a “armar” el cadáver de la descuartizada en el patio del hospital, para luego fotografiarlo. Como perseguir a un león y fotografiarlo a unos pocos centímetros, o sumarse a un circo y enamorarse de una artista que hacía prodigios en bicicleta. Con ella se casó y recorrió el país, para luego separarse y enamorarse de otra joven integrante de un circo, hasta que finalmente se radicó en la localidad de Sumblad, un pueblo de Rivadavia a 55 km. de América. Allí vivía con su joven mujer y varios hijos. Cada tanto daba una vueltita por esta ciudad, visitaba El Oeste pero ya casi nada quedaba de aquel “loco lindo”, al que confundían con el lobizón y salía en su búsqueda a recorrer en bote la laguna detrás del CEF acompañado de dos policías. Un pasatiempo de Raphael fue el de fotografiar a los personajes casarenses, que los había, y muchos.
No tenemos de Raphael ningún tipo de información, ni de como murió ni si estaba enfermo. Por El Oeste hacía años que no pasaba, pero siempre estaba presente en cantidad de ejemplares de nuestro archivo.
Chau Loco, jamás te olvidaremos, en el mundo harían falta muchos como vos.