LA ELEGANCIA MASCULINA ES PURO CUENTO
Hombres que vestían bien, trajes de finas telas, camisas de hilo con iniciales en el pecho o los puños, corbatas de seda, medias de hilo, zapatos de fino cuero que brillaban cual un espejo. “Esos eran hombres, una se derretía al verlos…”, decía una tía subyugada por la estampa varonil de algunos hombres, que remataban su elegancia con gemelos de oro, reloj de bolsillo y un sombrero de pinta gardeliana que hacía derretir a las damas. “Puede ser que todo eso se haya reducido a trajes de pantalón bombilla tipo calzas femeninas que nadie imagina como se lo han puesto. Demás está decir que los tobillos se ven sin media alguna y rematan por lo general en zapatillas blancas. El saco corto con algún firulete patético y por supuesto mangas de varios centímetros sobre las muñecas, un reloj enorme y una cantidad de tatuajes que hacen pensar que para muchos el cuerpo es un lienzo de pintor.
Aquella era la elegancia de los años 40,50,60, hoy la elegancia está perdida, lo que se ven son mamarrachos que se van poniendo lo que la nueva moda les dice, copiando tendencias que suelen hacer juego con atrocidades que no entran en la cabeza del que pretende vestir bien. ¿Y el pelo?, todos cortados igual con rayados, teñidos de blanco o algún color fluo, mientras otros se dejan la porra con un plumón arriba de la cabeza que los hace cómicos.
La elegancia masculina es puro cuento, lo que se ve es un crimen al buen gusto. Y conste que en Casares los mamarrachos son menos, aunque la tendencia a esa moda loca, va en aumento.
A propósito, ¿dónde podré encontrar un par de zapatillas blancas,,,?