NO PUEDE SER QUE VECINOS CASTIGADOS POR EL INFORTUNIO DEPENDAN DE LA CARIDAD DE SUS VECINOS
Los periodistas tenemos por costumbre acompañar de una u otra manera a aquellas personas que castigados por el infortunio dependen de la caridad humana por lo general ante problemas de salud y requieren tratamientos u operaciones costosas que de ninguna manera pueden solventar. Destacamos su lucha por la vida, imploramos ayuda , mientras el Estado permanece sordo y mudo ante quién de verdad los necesita y al no encontrar respuesta a ese legítimo derecho, realizan colectas para que sean sus vecinos los que escuchen y se solidaricen con sus graves problemas de salud.
En nuestra anterior edición llamando “guerrera de la vida” a la vecina Luisina Vivono, nos hicimos eco de su drama, (necesita un trasplante de riñón), cuyo costo es altísimo y al no contar con esa suma su vida corre serio peligro. Luisina cuenta con lo principal , un donante que es su propia tía, hermana de su madre, lo demás es dinero y si la frase acuñada por un político dice “donde hay una necesidad, hay un derecho”, huelgan las palabras, el Estado debe hacerse cargo de los costos de ese trasplante.
No es la primera vez que esto ocurre, decena de veces nos hemos hecho eco de pedidos similares, muchos de ellos con chicos de corta edad, cuyos padres piden angustiados ayuda a su comunidad.
Por supuesto que con el periodismo nada cambiará, los seguiremos apoyando, pero tampoco nada cambiará nuestro convencimiento de que debe ser el Estado el que se haga cargo de esos conmovedores dramas.