AHORA EL PROGRESO PASA POR LAS POBLACIONES RURALES
Decíamos en una nota anterior que daba gusto lo bien que está Carlos Casares, su crecimiento, el bienestar de su pueblo, la suma de obras que han elevado su categoría y lo han convertido en una ciudad amable y moderna que por un lado conserva la esencia de una comunidad del interior que día a día progresa sin perder ese ADN que hace que los pueblos sean como una familia, en la que todos se conocen y comunican, hacen de la solidaridad un mandato, disfrutan de la seguridad, procurando que sus hijos tengan una infancia feliz. Hoy vivir en los centros muy poblados es complicado, en cambio vivir en los pueblos del interior es casi una bendición.
Pero no todo es perfecto, tenemos en nuestras ciudades una deuda con las pequeñas poblaciones rurales. En ellas se vive con importantes carencias y aún así sus pobladores conservan lo mejor de si mismos, soportando estoicamente ese “olvido”, piensan que tal vez sus demandas no caigan en saco roto, y “algún día” se acuerden de ellos.
Ese día al parecer ha llegado, pronto, muy pronto el calvario de no contar con un elemento insustituible como el agua potable, pasará a ser historia. Ya están haciendo los trabajos preliminares en las poblaciones de Mauricio Hirsch y Cadret, que se supone en breve la población verá salir de sus canillas agua potable. Ya se están haciendo los pozos y el paso siguiente será la red y las instalaciones domiciliarias. Luego continuarán con las siguientes localidades, a cuyos habitantes les parecerá un sueño imposible. Saldada esa deuda quedan otras seguramente, de las que los gobernantes se deberán ocupar. Tiempo al tiempo, el gobierno provincial parece haber escuchado el llamado. Celebrémoslo.