Estamos como hace 136 años
En 1886 año más, año menos, llegaba a lo que hoy es Carlos Casares por primera vez el tren. Ya en ese entonces había una reducida población, unas cuantas viviendas y algunos comercios, pero se dio como “nacido” el “Pueblo Maya” con la llegada del tren. En la reducida población fue todo un acontecimiento.
Hoy a 136 años estamos viviendo la misma euforia con la llegada del tren, un servicio que estaba ausente por esos vaivenes de la política capaces de borrar del mapa lo mejor que tenemos.
En aquel entonces la llegada del tren fue todo un hecho inimaginado, era la llegada del progreso que anunciaba el nacimiento de los pueblos, la mayoría creados a la vera del ferrocarril.
Hace unos pocos días se vivió en nuestra ciudad la misma euforia de hace 136 años, cuando el “caballo de hierro” pisaba por primera vez nuestras tierras. Habría que preguntar y preguntarse si hoy hay algo para festejar. Escuchando al ministro del ramo pareciera que la epopeya vuelve a repetirse, seguramente no queda ningún habitante de aquellos que recibieron al otro tren, pero si estuviera tal vez esbozaría una sonrisa y diría “¿qué es lo que festejan, si yo lo festejé hace 136 años?”, y tendría razón. Lo que no se puede decir, es que no hay culpables de todo lo que nos sucede, por el contrario sí que los hay, políticos de visión estrecha que dejaron huellas negativas en su paso y que hoy otros políticos intentan recrear, haciendo del hecho un suceso que no es tal.
Pequeños pueblos que crecieron con la llegada del ferrocarril dejaron de existir cuando éste dejó de pasar. Es un daño imposible de reparar, por eso no hay nada para celebrar, salvo la intención de nuestros actuales gobernantes de recordar que la llegada del ferrocarril hace 136 años trajo crecimiento y riqueza. Hoy tal vez vuelva a ser el medio ideal, cómodo y económico para viajar, aunque no es de esperar el crecimiento y la riqueza…