LA COMPRA POR INTERNET LE QUITA MILLONES AL COMERCIO LOCAL
En plena pandemia, con los comercios cerrados para evitar los contagios, se generalizó la venta por internet de una manera notable. No había ningún tipo de traba para adquirir a través de mercado libre y otras empresas, lo que uno pudiera necesitar y a precios muy convenientes, con tarjetas e incluso financiaciones, con un envío rápido y seguro. Artículos de ferretería, grifería, muebles, electrónicos. Televisores y mucha ropa, zapatillas, etc. Los jóvenes fueron los primeros en adquirir zapatillas, especialmente los últimos modelos, y poco a poco la demanda se extendió de tal manera que las empresas llegaban y llegan a vender más por internet que la venta al público en sus locales.
Esta modalidad no tiene miras de decaer, por el contrario sigue sumando de manera exponencial y ya se están vendiendo autos de esa manera. Nos contaba un funcionario del Correo local que llegan para repartir un promedio diario de más de 100 paquetes, que también reciben otro tanto correos como OCA, Andreani, Urbano y micros de larga distancia, lo que redondearía 300 ó 400 paquetes diarios. Entre la lista de artículos que los vecinos compran con esa modalidad debemos reconocer que muchos de esos artículos no hay en nuestra ciudad, pero muchos otros si que el comercio local tiene y se pierde la venta. Por lo tanto podríamos deducir que la venta por internet le ocasiona al comercio local una pérdida de millones de pesos diarios, con perspectivas de aumentarse cada vez más. Leyendo el libro ¡SALVESE QUIEN PUEDA! del escritor Andrés Oppenheimer, periodista y escritor que vive en los EE.UU, este decía que en los próximos años van a dejar de existir unas 40 o más profesiones, que el futuro del trabajo en la era de la automatización sufrirá un cambio radical y que el que no se adapte la pasará muy mal. El comercio, por ejemplo, deberá sufrir un cambio que no se sabe cual será, pero que deberá de cambiar su forma tradicional no hay duda alguna. Por lo tanto habrá que subirse al tren de la modernidad o tirar la toalla y aceptar que nos pasó por encima.