En las comunidades rurales el lograr que un médico se radique en forma permanente es poco menos que una hazaña. Los médicos de nuestro país es raro que acepten, dado que pretenden centros más poblados y con mejores oportunidades, especialmente si tienen hijos en edad escolar. Es por eso que el afincamiento de un profesional médico extranjero, en este caso un refugiado venezolano de los tantos que han migrado a nuestro país suele ser una solución, claro que “a medias”, por cuanto vienen de un país distinto, con costumbres distintas y si bien en un primer momento la desesperación puede hacer que acepten cualquier oferta de trabajo, a medida que se produce su afincamiento pueden tener mejores ofertas y dejan el lugar que los cobijó ofreciéndoles una oportunidad laboral, por una oferta a su juicio mejor. Eso es lo que ha sucedido en la localidad de Smith, con el asentamiento de una médica venezolana que al poco tiempo de estar ejerciendo allí la profesión, ha resuelto abandonar la localidad para afincarse en otra con una oferta presuntamente más ventajosa.
Es probable que en el futuro haya que replantear si conviene o no ofrecer trabajo a refugiados, máxime en un tema como la salud, dado que los habitantes de las poblaciones del interior necesitan la seguridad de contar con un médico establecido permanentemente, con una verdadera vocación por la medicina rural, algo que no ocurre con los médicos que han huido de sus países de residencia por la pobreza, inseguridad y falta de trabajo genuino.
El tema es conseguir un médico para Smith, lo que no es una empresa menor. Sabemos que ya es un tema de prioridad absoluta que seguramente en un corto plazo tenga una solución favorable.