Editorial

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BASTA LA SALUD…

Luego de la maldita pandemia, de ese encierro forzado, de tantas muertes, comenzaron a tomar forma todos los sueños de un desquite en las islas del caribe o en las heladas nieves de los paraísos invernales, pero no todo puede transformarse en realidad y tal vez debamos conformarnos con un paseíto corto por el Delta y haber salido con vida de ese calvario que nos llevó a repetir aquella frase de nuestras abuelas ¡Basta la salud!.

Y hablando de salud no podemos dejar de reconocer que la ciudad de Junín se ha consolidado como un polo sanitario que si bien es importante en la faz económica, lo es también para los partidos que lo circundan, caso Carlos Casares. Y ello está demostrado en la cantidad de pacientes que son derivados a esa ciudad para intervenciones complejas y otras prácticas que exceden la capacidad de los distintos servicios de salud. Llegan a Junín prestigiosos especialistas, que a su vez evitan la concurrencia de los enfermos a lugares que antes eran los centros de salud a los que se debía concurrir obligatoriamente para el tratamiento de determinadas patologías.

Las derivaciones a Junín son en este momento mayores que las que se realizan a centros de salud de Buenos Aires o La Plata. A su vez los resultados son óptimos, la atención impecable y la comodidad mayor, ya que implica un viaje más corto que lo hace importante para el paciente y a su vez para sus familiares.

Tal vez ese famoso dicho de que “Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires” quede para el anecdotario, y es para alegrarse de que sea así, quienes vivimos en el interior ya pensamos que Junín puede ser una excelente alternativa.  

 

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