EN UNA DEMOCRACIA “ATURDIDA” PUEDE SUCEDER CUALQUIER COSA
En política el cambio es saludable. Como también es bueno que los votantes, el pueblo en realidad, aspiren a “otra cosa”, cansados ya de los mismos políticos, los que a su juicio nada hacen, o hacen poco, en una alternancia que termina con una inflación galopante, baja de los salarios, las mismas promesas y recetas que muestran un fracaso tras otro.
La democracia en estos últimos 40 años es nuestra mayor conquista, pero hoy en día está “aturdida” con una sed de cambio inquebrantable, pero cambio en serio, seducidos por un canto de sirenas que atrapa, especialmente a los más jóvenes, “el futuro”, quienes dicen estar cansados de lo mismo y depositan su confianza en lo nuevo, representado por un personaje que dice lo que ellos quieren oír y por lo tanto es suficiente. Esa onda renovación prendió a su vez en el resto de las clases, incluso hasta en las populares y el recuento de votos es la clara expresión del cansancio, traducido por millones. Y ahora comienza la hora de la verdad. Atrás quedan los apóstoles del fracaso, que no vieron o no quisieron ver el humor del pueblo, que sacó tarjeta roja a la llamada “clase política”, o “la casta” como la llama el hombre cuyo carácter suele ser explosivo, libertario que se dice, que juró barajar y dar de nuevo con el apoyo de 14 millones de votos.
El día 11 de este mes se abren las compuertas de una expresión política que augura años muy difíciles con un final feliz. La Argentina, según nos dice su nuevo conductor volverá a florecer como en sus mejores tiempos. La Caja de Pandora, llena de todos los males por los que pasó Argentina deberá quedar cerrada por los tiempos, o caso contrario habremos hecho tanto esfuerzo en vano.