Hace algunos años el conocido y pintoresco vecino Gaby Vizán protagonizó una suerte de travesura que por fortuna no terminó mal. Todo comenzó cuando en una de sus frecuentes visitas al hospital vio que una de las ambulancias estaba con las llaves puestas. Gaby pensó unos segundos, subió a la misma y en voz alta se dijo: «y si doy un paseo?», y ahí nomás le dio marcha y salió por la calle Julio F. Ramos en dirección a la ciudad. En el paso a nivel de la calle Galcerán encontró a otro simpático personaje de esta ciudad, «Cachito», habitué del lugar, a quien invitó a dar una vuelta. «Cachito» subió y salieron raudamente de paseo en ambulancia por la ciudad. Recorrieron varios lugares y luego enfilaron para la sección quintas, donde fruto de la impericia de Gaby, terminaron cayendo en una zanja sin consecuencia alguna. En aquella oportunidad El Oeste se ocupó de la aventura de ambos personajes.
ESTA VEZ GABY ENCONTRÓ UN AUTO
El popular Gaby, que últimamente no está del todo bien, por decirlo de alguna manera, repitió el jueves por la mañana su «hazaña» de años atrás, también por suerte con final feliz. Pasó junto a un automóvil Renault Clio oscuro cuyo propietaria Rosa Sette lo había dejado con las llaves puestas en la puerta de su casa en Cecilia Borja al 200, se subió al volante, lo puso en marcha y salió, como en aquella oportunidad, de paseo.
La propietaria del auto que al parecer lo vio cuando se iba, hizo la denuncia policial, dando comienzo a su búsqueda hasta que finalmente alguien lo vio en la calle Carlos Arroyo al fondo, frente al estadio de Agropecuario Argentino, dando aviso a la policía. El coche se le había parado y Gaby no podía ponerlo en marcha, cuando llegó la policía y le puso fin a su paseo.
DEBEN INTERNARLO
Por sobre el hecho en sí, que para muchos puede tener algún ribete cómico, queda para la reflexión que Gaby debe recibir cuanto antes una atención psiquiátrica, debe alimentarse adecuadamente, higienizarse y vivir en algún lugar donde se le presten los cuidados que necesita. Actualmente vive solo en su casa paterna, la que estaría en ruinas, sin servicios ni mobiliario, condenado a una patética indigencia. Alguien debe ocuparse de él y cuanto antes, de lo contrario su futuro es incierto. La policía solicitó su internación en un establecimiento especializado, encontrándose por el momento en el hospital a la espera de su derivación.