Todo el mundo lo recordará, es probable, como el Dr. Canusso, así sin nombres de pila, como el amable profesional, educado vecino y cordial amigo… Porque así era Luis Rubén Canusso, el médico que hace años llegara a Carlos Casares junto a su esposa, la Bioquímica María Cecilia Bibiloni, “Pampita” para el trato cariñoso de familiares, amigos y pacientes.
Llegó de su 9 de Julio natal con un sin fin de sueños y un horizonte a lograr, fue sembrando con sus hermosas prendas de su personalidad el camino que luego recorrería felizmente en nuestra sociedad. Comenzó a atender sus pacientes del Hospital Municipal Julio F. Ramos, con dedicación, cariño y profesionalismo y logrando un muy buen concepto en la sociedad que lo supo reconocer.
Con su cuñado, José María “Pilín” Bibiloni y un grupo de soñadores y emprendedores amantes del fútbol, un día dieron forma a una ilusión que se transformó, por el trabajo, y el esfuerzo mancomunado de esos soñadores en una realidad de nuestro deporte y sociedad: ARGENTINA 78. Fue, junto a quien fuera el Capitán de ese barro, Pilín Bibiloni y los puntales de su esfuerzo como, para nombrar algunos, Juan José Pintos, Alberto Medina y el Gringo Horacio Malatini (son muchos mas, claro, pero con estos tres nombres representamos a todos ellos), un entusiasta y serio sostenedor de la naciente entidad. También tuvo sus preferencias y convencimientos políticos, que sostuvo con hidalguía, sin estridencias y respetuosamente radical.
Y así, siempre dentro de esa modalidad y conducta, fue transcurriendo el camino de la vida, sumando amigos, cosechando halagos y edificando recuerdos.
El destino, con sus garras de impiedad, a través de problemas de salud, algunos lo bastante serios como para dejar huellas y secuelas, le fueron poniendo obstáculos a su marcha, que él, silenciosamente, casi con resignación, fue superando, o por lo menos amortiguando. Jubilado de su profesión de médico se dedicó con más ahínco a la tarea de productor agropecuario que ocupó, entonces, su tiempo y preocupaciones.
Hasta que en este febrero de 2014, la situación de su salud se complicó aún más y el lunes 17, cuando contaba con 78 años de edad, la llama que iluminó su vida, se apagó, físicamente, para siempre. Porque su nombre, su presencia, estará eternamente junto a nosotros a través de ese montón de hermosos recuerdos que nos dejara como herencia de una vida.
El enorme dolor que su deceso produjera en la sociedad quedó demostrado en el acto del velatorio de sus restos mortales como así también en la inhumación de los mismos en el Cementerio Municipal, ceremonia cumplida a las 18 hs. del mismo 17, previo responso rezado en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen.
El Dr. Luis Rubén Canusso se marchó hacia los celestes espacios de donde se vuelve siempre a través de lo que dejó en su paso por la vida terrenal, ese innumerable conglomerado de recuerdos y los que acá quedamos por ahora, elevamos una oración por el eterno descanso de su alma.