En algunos casos son reales, en otros hay viviendas edificadas que incluso pagan el
inmobiliario provincial como terrenos
edificados. Por citar algún caso, un frentista que pagaba $ 76, le llegó la factura por $ 316.-
La llegada de las nuevas tasas del municipio con el incremento a los terrenos baldíos, ha motivado airadas protestas de los vecinos que se encuentran con que las cifras, que antes eran irrisorias, ahora han aumentado en forma considerable, en algunos casos hasta un 300%.
LARGAS COLAS
Por esa razón la oficina de Obras Públicas del municipio se ve atestada de vecinos que piden explicaciones y se niegan a pagar el aumento de las tarifas, para muchos excesivo y hasta confiscatorio. Sabido es que se debatió y se dio a conocer públicamente una ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante local, la que disponía un aumento considerable de las tasas por alumbrado, limpieza y conservación de la vía pública, a los terrenos baldíos o viviendas en estado de abandono, con el fin de que sus propietarios, muchos de los cuales los tienen como inversión y ni siquiera se ocupan de mantenerlos limpios o cercarlos en el caso de los terrenos, hagan algo con ellos, ya sea venderlos o bien edificarlos, y de esa manera desaparecerían esos yuyales o casas en lamentable estado, que frenan el progreso urbano local.
A LAS EDIFICADAS NO
Pero ocurre que gran parte de esos incrementos que los vecinos se resisten a aceptar, es porque no corresponden a terrenos baldíos sino a propiedades edificadas en las cuales viven sus propietarios. Son inmuebles que incluso abonan el impuesto inmobiliario provincial como terrenos edificados, y en la comuna figuran como terrenos baldíos. Por citar un ejemplo, a un frentista que pagó $ 76, cuyo terreno está edificado y vive en dicha propiedad, le llegó ahora una factura por $ 316.-
A quienes protestan y señalan el error cometido por la comuna, se les dice que deben cumplimentar requisitos como aportar un plano de la propiedad en la que viven, para incluirlo en la plantilla de Obras Públicas, la que figuraría en blanco, como terreno baldío. Lo que piden no es barato, hoy en día confeccionar un plano requiere de un profesional habilitado, es demasiado costoso y además molesto. La municipalidad puede comprobarlo certificando la existencia de la construcción, su estado actual y si quien paga el impuesto vive allí o bien alquiló dicho inmueble. Lo paradógico es que los cobradores de la comuna tocan timbre en los presuntos terrenos baldíos y les entregan la factura a sus moradores.
Si la provincia años atrás hizo oportunamente una inspección (en algunos casos haciendo uso incluso de fotos satelitales), no tiene sentido que la comuna ignore la realidad y contabilice a dichos terrenos edificados como si fueran baldíos.