Las comunidades crecen, se modernizan y poco a poco van abandonando esas características que las diferenciaba de las grandes urbes. Ya no se habla más, aunque se añora, del pueblo de las puertas abiertas, de los coches sin llave, de los partidos de pelota en las esquinas, de la «paz pueblerina», de la lejanía con los problemas de la gran ciudad, sin colas, ni demoras, todo al alcance de la mano, rápido y eficaz. Y un día comenzamos a hacer cola en los bancos, en las cajas de los supermercados, en los cajeros automáticos, en las estaciones de servicio y en tantos otros lugares. ¡Hasta para jugar un numerito en la quiniela hay que hacer cola!. Y también a colocar rejas, alarmas, a tomar precauciones y a vivir preocupados por la falta de seguridad.
Poco a poco hemos ido digiriendo todas esas molestias ciudadanas, conformándonos con algunos privilegios aún vigentes como la siesta, el estar cerca de todo sin necesidad de gastar en colectivos, subtes o trenes, en practicar la buena vecindad, en conocernos todos, y no mucho más.
Y la lista de ventajas que se va achicando y de desventajas que cada día son más. ¡Y ahora el tener que pagar para estacionar!. Que bajo el nombre de Estacionamiento Medido nos dice que la hora de estacionamiento cuesta $ 2, que en breve costará más, que en la puerta de casa también hay que pagar, y que mucho no se puede protestar porque también nos harán pagar por protestar.
Hombres y mujeres que han paladeado el Casares de ayer, que sí que han disfrutado de esa «paz pueblerina», ¿se imaginaron que en Casares iban a tener que pagar por estacionar sus vehículos?. Claro que no, pero bueno es que ahora guarden los billetitos de $ 2, o las monedas que antes les daban a los nietos, porque el cobrador del Estacionamiento Medido, será perro de presa para cobrar contra reloj, porque seguramente irá a comisión y todo el mundo debe pagar.
¿Cuál será el próximo «adelanto» que llegará a nuestra pequeña aldea, antes principado de la pachorra, con menos autos que perros, interminables siestas que cortaba la sirena del molino, y policías de rondín?. Mejor ni imaginarlo, pensemos que todo será para mejor, que resistirse al progreso no tiene sentido. Subámonos entonces al carro del futuro.
¿No nos cobrarán peaje?.