La vida, muchas veces, nos encasilla de acuerdo a alguna actividad en la que nos hemos destacado y , para siempre, así nos nombrarán y recordarán. Oscar Jorge Abelairas, el “Gallego”, como cariñosamente lo llamaban familiares y amigos, supo desarrollar diferentes actividades para lograr el sustento diario, pero siempre fue y será, para el conocimiento y definición popular, el gran goleador, el jugador emblemático del fútbol casarense, aunque haya sido amateur y con ello no haya completado el jornal. Si, a veces la vida nos encasilla…
Pero el Gallego Abelairas, a quien EL OESTE bautizara en su época de “rompe redes” como “Artillero”, siempre ha sido considerado por la sociedad local como el prototipo del jugador de fútbol,
La Liga Casarense de Fútbol, con toda lógica y justicia, denominó con su nombre a uno de sus campeonatos de primera división y en esa oportunidad EL OESTE dijo de quien alguna vez calificó como “el jugador más importante de la historia de la Liga Casarense de Fútbol”, agregando “ a lo largo de todos los años 60 y hasta inicio de los 70, la figura del “Gallego” fue preponderante en el fútbol casarense, con el “9” en la espalda de su camiseta blanca y celeste del club Atlético San Martín y en los últimos años de su carrera en el Club Atlético C. C., Abelairas fue un goleador de raza, con un físico privilegiado para el puesto y un shot fenomenal, reconocido por todos. Con el Gallego como estandarte, San Martín logró campeonatos con dos equipos inolvidables: 1962 y 1968, donde la mayoría de los jugadores eran muy jóvenes. En 1962 San Martín logró su primer campenato de su historia con ese equipo: Pignanelli, Sureda y Popovsky; Rodríguez Cros, Ferreyra y Farías; Mollo, Daguerre, Abelairas, Olenick y Alves y en 1968, casi invictos ya que perdieron el último partido en Bellocq, cuando ya eran campeones con este equipo: “Capicúa” Alves: Sureda y Martinez; Julio Ballesteros, Farías y Mingo Landaburo; Mollo “Nico” Díaz, Abelairas, “Lelo” Alves y Nelson Rivas”. También en dicha crónica se hace mención a la oportunidad, que en el encuentro en que San Martín le ganara 11 a 2 a Atlético C, C , en la cancha de “Las Víboras”, como le decían a la cancha sanmar-tiniana, en que Oscar Abelairas estableció un récord para el futbol casa-rense: conquistó 8 goles en un partido”
Esta es parte de la historia deportiva de un grande de verdad, a la que podríamos agregar que fue sometido a prueba de suficiencia en Sarmiento de Junín, club que se interesó por sus servicios, pero que no se llegó a un acuerdo.
Pero Oscar Jorge Abelairas, además de una brillantísima carrera deportiva, tenía una vida “civil normal”, social, como corresponde: era hermano, esposo, padre y abuelo, cumpliendo con todas las premisas que la vida posibilita y que en él quedaron un tanto relegadas por sus éxitos deportivos.
Y con el paso de los años, se cuerpo de atleta, privilegiado y entero, comenzó a tener sus problemas físicos, que se fueron haciendo cada vez más notorios, hasta que el miércoles 23 de abril, cuando contaba con 75 años de edad, la muerte lo llevó a su reino. Y ese guerrero en reposo, ese adonis del deporte futbo-lero, que tantas tardes de gloria brindó a los seguidores del más popular de los deportes, se volvió silencio y recuerdo. Y el dolor de la partida quedó plasmado en su velatorio e inhumación de sus restos en el Cementerio Municipal el jueves 24 a las 11 hs, previo responso rezado en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen.
Oscar Jorge Abelaíras, aquel goleador incomparable, aquel futbolista que fuera emblema y símbolo, aquel ser humano que fuera buen hijo, buen esposo y mejor padre y abuelo, aquel vecino apreciado y llorado en su partida, ahora puebla los espacios de los más queridos recuerdos y de allí ha de venir a abrazarnos a través de la nostalgia y la añoranza.