Días pasados se concretó una operación inmobiliaria, todo una rareza en tiempos de vacas flacas en las escribanías, que sufren el parate inmobiliario con réplica en todo el país. El inmueble vendido es un terreno céntrico ubicado en la esquina de Las Heras y Rivadavia, frente a nuestra redacción, figurando como adquirentes los integrantes de una joven empresa dedicada a la comercialización de automotores. Precisamente uno de sus propietarios ante la consulta de nuestro cronista le respondió así: «Lo compramos como inversión, por el momento no pensamos hacer nada, pero en un futuro se verá…». No obstante nos llegan otras versiones que ese futuro es cercano, y que en cualquier momento se pueden largar a construir un moderno edificio.
Esa esquina tiene su historia. Allí estuvo muchos el antiguo tornero Atilio Zátara, un genio de la mecánica que supo fabricar íntegramente su propia camioneta. Luego el almacén y verdulería del turco Sentín, posteriormente el acreditado mercado El Mendocido de los moctezumenses Sgalippa y Neschenko, más tarde fue sede en los años ´80 del comité de campaña del Partido Justicialista, para convertirse más tarde en una suerte de Mercado de Las Pulgas o local de consignación y venta de muebles usados y otros, de «Bocha» Ferrante y Juancho Ondano. Y como si eso fuera poco se estableció allí una iglesia evangélica, muy concurrida por cierto, por cuyas ventanas se filtraban hacia la calle sus cánticos y oraciones. Después se vendió, vino la piqueta y dejó el terreno pelado, aunque pelado es un decir porque hay yuyos como para el campeonato…