Los he visto caminando por las calles
Tomados de la mano y sin apuro
Como dejando escrito un mensaje
De su amor tan personal y puro…
Con emoción aseguro haberlos visto
Como la expresión misma del amor maduro,
Dejando atrás un camino recorrido
Y con la mirada puesta en el futuro…
Rememorando esos pobres versos que escribiera algún día sin personalizar, pero que hoy siento en el alma que eran para ellos, me quedé en la esquina, con la vista en el horizonte que me dibujaba, como surgiendo de antiguos recuerdos, el paso de una pareja de amigos, que al pasar junto a mí dejaban la calidez de un saludo…Nélida y Juan Carlos, siempre mostrando al mundo la hermosa expresión del amor más verdadero y eterno…
Y me doy cuenta, dolo-rosamente, que será para siempre un paisaje de mi pasado…
A Nélida Raquel Vicente, que recorría las calles de mi pueblo y el espacio de esos hermosos recuerdos, ya no la veré pasar junto al querido Juan Carlos Quinteiro, su amante esposo y compañero, porque el destino, en otro de sus malditos y traicioneros zarpazos, le sesgó su marchar por la vida. Y uno recuerda esa pareja querida y envidiable, que todos los días pasaba su cariño, como eternos novios a pesar de los varios lustros de matrimonio que los unía. Ese Juan Carlos Quinteiro, empleado del Banco Provincia, donde fuera un trabajador ejemplar y donde se jubilara un día, luego de muchos años de presencia. Ese Juan Carlos que en sus mocedades fuera un futbolero de valía , garra y solvencia, defendiendo las camisetas de Boca C. C. y Atlético Smith, que en definitiva tenían los mismos colores y Nélida Raquel, acompañándolo siempre. O cuando incursionara en los terrenos de la política, acompañando a su amigo Pascual Ángel Rampi, que ocupara el cargo de Intendente casarense y él fuera Secretario de Hacienda. Y debo mencionar la actividad de Juan Carlos Quinteiro, porque Nélida Raquel Vicente siempre compartía sus espacios, amorosa y compañera.
Pero, lamentablemente, la felicidad no es para siempre y un día, no tan lejano, la salud de Nélida marcó alguna falencia, que puesta en manos de la ciencia, parecía recobrar el camino de la salud plena. Pero ese buen camino no fue más que un espejismo, y en el fin de semana anterior ingresó nuevamente a Terapia Intensiva del Hospital Municipal, y el domingo 29, cuando solo tenía 68 años de edad, el corazón soñador y enamorado de Nélida Raquel Vicente dejó de latir. El dolor que su partida provocara en todos, pero especialmente en su esposo Juan Carlos Quinteiro, se vio totalmente patentizado en el velatorio y en su inhumación en el Cementerio Municipal, el lunes 30 a las 11 y 20 hs., previo responso religioso rezado en la Iglesia parro-quial Nuestra Señora del Carmen.
Y en el paisaje urbano de nuestras calles ya no estará esa hermosa pareja de enamorados caminando tomados de la mano, como un permanente canto al amor…
JUAN D. ONDANO