Lo que publicamos a continuación no ocurrió en Carlos Casares, sino en la vecina 9 de Julio, pero bien pudo haber ocurrido u ocurrir en nuestra localidad. No es usual que un padre pida disculpas públicas por el comportamiento de un hijo. Sin duda se trata de un hombre de bien, y su actitud así lo demuestra. Por lo general los padres tienden a justificar las acciones de sus hijos, aún cuando estas sean reprobables y hayan causado daños a bienes o personas. Culpan a la falta de controles y seguridad, a las autoridades, a las leyes permisividad, a otras personas, pero muy difícilmente responsabilizan a sus propios hijos, y menos aún piden perdón por ello. La que sigue es la carta que hizo pública un padre pidiendo perdón por el comportamiento de su hijo:
“Pido perdón a Braian por haber resultado herido en una pelea callejera, en la cual uno de los protagonistas y responsables del hecho, fue mi hijo Franco Sobral.
Lo hago desde el dolor por ambos y por tantos y tantos chicos que a diario sufren las consecuencias sometidos por el alcohol.
Yo, como padre y como todos los padres, criamos a nuestros hijos inculcándoles valores espirituales desde la niñez, para que el día de mañana sean hombres de bien. Siempre le pido a Dios que mis hijos no sufran enfermedades, que sean felices y sobre todo, que sean buenos, principalmente eso, que sean buenos, porque enfermedades, en distinto grado, siempre va a haber y felicidad absoluta no hay, la vida siempre tiene altibajos, con alegrías y tristezas, con penas y decepciones, con sufrimientos, como piedras en el camino, que Dios nos pone por delante para fortalecernos espiritualmente día a día. Pero la bondad, el valor más puro que Dios sembró en nuestros corazones, tiene que ser la esencia de la vida en cada uno de nosotros y es lo que tenemos que transmitir a nuestros hijos como algo imprescindible.
En internet podrán entrar a la página www.juancitouncuento.com.ar, donde en cada cuento podrán notar los valores que he inculcado a mis hijos. Estoy orgulloso de mis hijos, a pesar de este amargo suceso protagonizado por uno de ellos. Amo a mis hijos mucho más que a la vida misma. Pero por lo sucedido, veo que he cometido algún error o algunos errores como padre. Yo, como todos los padres, conocemos a nuestros hijos por el devenir cotidiano, ¿Pero conocemos a nuestros hijos en las horas de “las previas”, las horas del “boliche”? He ahí nuestra falla, los padres somos los últimos en enterarnos del comportamiento de nuestros hijos en esas horas nocturnas, en que ellos salen y nosotros dormimos.
Los chicos piensan que dominan al alcohol, y no se dan cuenta que el alcohol es quien los domina a ellos, restándoles claridad al pensamiento. ¿Qué hacemos? ¿Qué podemos hacer, ante la vorágine en que se sumerge la juventud? Igualmente me siento el único responsible por la educación de mis hijos.
Con respecto a Franco, se presentó por decisión propia y con el arrepentimiento que lo embarga, ante la justicia, para que la justicia actúe en consecuencia.
Con respecto a Braian, tanto Franco en su arrepentimiento, como yo, le deseamos una pronta recuperación para que pueda continuar su vida normalmente.
Es muy difícil ver a un hijo preso. Un hijo al que amo con locura y a quien tengo que apoyar, ayudar y apuntalar de ahora en adelante para recuperarlo para mi, para su madre, para sus hermanos y para la sociedad. Que vuelva a ser el Franco querido por todos, el Franco bueno, cariñoso, seductor, amigo, buen compañero, leal, afectuoso, que era y sigue siendo, a pesar de este hecho doloroso, fruto de la vorágine nocturna.
Pido perdón y Franco también pide perdón. Pagará las consecuencias de una acción equivocada, con el sufrimiento de él, producto del arrepentimiento y por el dolor mío, de tener un hijo preso.
Pero no perdí un hijo, recuperaré al buen hijo».
EDUARDO A. SOBRAL
DNI 11205180